EN ropa interior en el vagón ó ¿Dónde te metes el billete cuando enseñas el culete?... No son títulos de ninguna peli de serie B, sino del evento convocado a través de la red social Facebook que el domingo protagonizaron semidesnudos varios centenares de jóvenes en los metros de Madrid o Barcelona en plena ola de frío polar. Próxima parada: bajada de pantalones es un flashmob o un intento de realizar acciones multitudinarias en lugares públicos para sorprender a los espectadores.

Ligeros de ropa y aún más ligeros de equipaje, más de doscientas personas desafiaron las temperaturas gélidas para participar en el Día sin Pantalones. En paños menores y con cara de póquer intervinieron en una peculiar jornada que se celebró de forma casi simultánea en 43 ciudades del mundo. Pero ¡ojo!, ¡nada de tangas!, porque no era un acto exhibicionista. Nada de slips que realzan el trasero. No se trataba de provocar. Lorena Yera, de la iniciativa Barnamob, lo explica así: "En los dos años anteriores se ha realizado en Nueva York, pero este año se ha exportado a otras ciudades. Lo que hemos querido hacer es una performance que consistía en viajar en el metro con total naturalidad, con la única particularidad de hacerlo en bragas y calzoncillos", asegura esta joven que amenaza con una acción aún más insólita para próximas fechas.

ni violentar ni ofender Minutos antes de las cuatro de la tarde, dos centenares de personas, la mayoría jóvenes y extranjeras, esperaban ansiosas instrucciones en la ciudad condal a la salida del metro de Marina. Para cubrir prácticamente toda la red y lograr mayor visibilidad, se repartieron entre los participantes catorce planos del metro, cada uno con una ruta distinta. Sin embargo, todas incluían al menos un transbordo (y, casualmente, se habían elegido los intercambiadores con los pasillos más largos, como el corredor que une la L-3 y la L-4 en el paseo de Gràcia). Antes de salir, Eloy Costilludo, portavoz de Barnamob, lanzó una consigna clara a los participantes: "Se trata de crear una situación divertida. No queremos violentar ni ofender a nadie", recordó.

Una vez con el mapa de su recorrido en mano -en el que se indicaba la hora exacta en la que cada grupo debía quitarse los pantalones-, entraron en el metro con total naturalidad, hasta que, a la hora pactada, procedieron a quitarse los pantalones ante la mirada atónita del resto de viajeros. Aquí dio comienzo el espectáculo: chicos con boxers ajustados, chicas con braguitas de colores... Todos parecían completamente ajenos a las miradas a pesar de ser el centro de atención. Había quien llevaba gorro de castor, abrigo militar y enseñaba gayumbos de flores. No faltaba el tipo clásico con zapatos de ejecutivo y calcetines negros impecables con calzones de Calvin Klein a juego.

"Básicamente el objetivo era actuar con toda naturalidad una vez despelotados. Queríamos que unos hablaran por el móvil, que otros escucharan música, leyeran la prensa o que charlaran tan tranquilamente, como si fueran pertrechados con abrigo y bufanda", comenta Lorena Yera. La yincana, bautizada como No pants, subway ride, estaba organizada por Barnamob, un colectivo que monta los denominados flashmobs. O, lo que es lo mismo, acciones organizadas en las que un gran grupo de personas se reúne de repente en un lugar público, realiza algo inusual y luego se dispersa rápidamente.

Sobre las cinco y media de la tarde, los catorce recorridos pactados confluyeron en la estación de plaza Catalunya, donde los participantes salieron con total normalidad del metro (todavía sin pantalones), se vistieron y se fueron cada uno por su lado. Como si no hubiera pasado nada.