URGIDO el entorno del sello Esan Ozenki y en el vértice de la actividad discográfica ligada a Fermín Muguruza, -Gailu regresa a la actividad tras dos décadas de silencio con el álbum Begiak, egiak ba ote? (bIDEhUTS), en el que el power trío entrega un repertorio de difícil clasificación en el que las raíces del mundo rural vasco colisionan y se contaminan con proyectos actuales como Sleafords Mods y aires callejeros electrónicos, rock, punk y hip hop.

-Gailu es un trío formado por Okene (voz y samplers), su hermano Mikel (batería, voz, samplers) y Drake (bajo, contrabajo, voz y txistu). El proyecto se dio a conocer a finales del siglo XX, pero había permanecido en barbecho hasta que Anari decidió tomar un respiro. ¿Y por qué ahora? Porque Mikel Txopeitia, cuya batería ha propulsado desde Negu Gorriak a los pasos en solitario de Muguruza, BAP e Inoren ero Ni, se ha volcado en los últimos años en el grupo de Anari.

Con ella fuera de foco, Mikel llamó a Drake, con quien había trabajado en BAP, y rescató a -Gailu en unas sesiones asentadas en el poderío de baterías y bajos, a las que después se unieron la voz y las letras de Okene. El resultado se enraiza en la tradición vasca pero abraza la música urbana.

El apasionante resultado confirma que se puede hacer música tan airada como el rock sin guitarras eléctricas ni distorsión. Lo prueban Kalez kale o Esazu. Eso sí, la bronca está presente en la corta y hardcore Zabaldu ximorra. El resto, que incluye guiños al inglés y al spoken word, aprovecha magníficas bases (el bajo y la batería de la nocturna, sexy y bailable Gaua trepanan tu estómago); territorios electrónicos en Baserritar bati; el hip hop, en el caso de Jada deus ez da, y el pop en Begiak.

Todo se ensambla con citas ajenas al Mayor Tom, al film Down by law, de Jarmusch, a RIP, The Clash, The Exploited, Hugh Masekela, Laboa en los juegos de palabras de Horra marrak o a Roberto Bolaño. Como dejó escrito el escritor chileno: “Gaixorik bai, baina bizirik”.