Honda adjudica al HR-V tres definiciones de producto diferenciadas, con dotaciones y precios progresivamente mayores. La terminación más sencilla y asequible es la Elegance, que reclama 30.500 euros en el configurador de la marca. Sale de la fábrica bastante bien provista, al disponer de sistema Connect con pantalla táctil de 9 pulgadas (incluye navegador Garmin, además de compatibilidad con Google car Play y Android Auto), luces LED, retrovisores exteriores calefactados, acceso y arranque inteligentes, cámara de visión posterior, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, y asientos delanteros con calefacción interna.

También instala de serie el paquete de recursos de seguridad Honda Sensing, que incluye frenado autónomo en ciudad (detecta viandantes y ciclistas, incluso de noche), programador de velocidad activo, alerta de tráfico cruzado marcha atrás y detección de vehículos en el ángulo ciego (tiene un alcance de 25 metros). En esta generación, el HR-V oferta por primera vez la posibilidad de contar con sistema de asistencia en el descenso de pendientes, recurso especialmente útil en condiciones de baja adherencia, que actúa entre 3 y 20 km/h.

La ejecución intermedia Advance (32.400 euros) agrega a esa lista el volante calefactable, además de apertura y cierre eléctrico del portón trasero con función manos libres. Honda propone una versión de lanzamiento del HR-V con este acabado mejorado (adopta tapicería combinada de tela y símil piel, climatizador doble, LED antiniebla delanteros, garantía extendida de tres a cinco años, etc.) por 31.000 euros, precio visual para operaciones financiadas suscritas antes de que acabe el año. La preparación más cuidada es la Advance Style (desde 36.140 euros), que se distingue por su pintura bitono; incorpora también rieles de carga en el techo, luces de giro activas y cargador inalámbrico de Smartphones.