Peio Carrillo acaba de asumir la dirección general comercial de Agromotor, que integra concesionarios de seis marcas: Ford, Hyundai, Jaguar, Land Rover, Peugeot y Opel. Con estas dos últimas tiene presencia en Barakaldo a través de Karealde.

¿Qué primeros efectos de esta emergencia percibe en la sociedad y en el mundo del automóvil?

—Al nivel de la sociedad está habiendo un sentimiento de compromiso y solidaridad. El sector se ha sumado a esa solidaridad, con la problemática añadida de que los ingresos para nosotros son cero en este momento de cierre total de actividad. Mantenemos solo los servicios mínimos para que no paren las personas que nos ayudan a que esto no vaya a más. Ha habido solidaridad en el sector. Somos empresas montadas para ganar dinero, pero en esta situación hemos demostrado un compromiso social. Y nuestros trabajadores también, han entendido que es una causa de fuerza mayor y no ha generado ningún conflicto.

¿Dejará secuelas en su gremio?

—El mercado del automóvil está evolucionando de una manera tremenda. La pandemia y el cierre han acelerado procesos que ya iban a llegar. Por ejemplo, la manera de relacionarse los clientes con las concesiones. Antes, un 60% miraba los precios por Internet; ahora ya estamos por encima del 90%. Y más del 70% contacta con nosotros a través de un correo electrónico. Eso nos tiene que hacer cambiar los roles de comportamiento, los comerciales tienen que estar mucho más capacitados para trabajar en el mundo digital.

¿Evoluciona el modo de vender coches?

—Los concesionarios vamos a pasar de vender coches, que los venderemos, a dar soluciones de movilidad. Ya habían empezado el renting de particulares y el carsharing, pero ahora van a ir a más. El desafío que tenemos las concesiones es ser creativos. Vemos una transformación hacia lo digital: todos los esfuerzos e inversiones en marketing van hacia los portales digitales. Otro aspecto que también va a evolucionar son los eléctricos. La tendencia hacia lo ecológico y lo eléctrico se fomentará.

¿Variará también la forma de consumir?

—Cambiará. En primera instancia, seremos muy cautos a la hora de hacer inversión o gastos depende en qué productos. Pero tenemos unas necesidades a cubrir. Por eso, puede que lo que antes era una venta directa se convierta ahora en un pago por uso o un renting. Los hábitos van a cambiar, la sociedad ya lo estaba haciendo y esto lo va a acelerar.

¿Cuándo y cómo será la recuperación de la actividad?

—Barajamos una incorporación a fases hacia mediados de mayo. Va a ser progresiva y cuidando mucho el aspecto higiénico para evitar riesgo de contagio. A nivel de actividad, esperamos una recuperación, pero no a corto plazo. Los ERTEs han crecido y por desgracia habrá empresas que no aguanten esta situación, lo que provocará un decrecimiento económico. Y eso siempre afecta a las ventas en nuestro sector. Los primeros meses prevemos estar a un 50% de actividad y eso hará que la incorporación de la plantilla sea progresiva.

¿La economía, y con ella el automóvil, pagarán peaje por la pandemia?

—Expertos han hecho balance sobre la caída del mercado del automóvil y se baraja en torno al 30 o 35%. Pero me gusta ser positivo: esos mismos estudios dicen que para 2021 la recuperación estará cerca del 95%. La caída a corto plazo lastrará todo el año, pero la recuperación será más rápida que en 2008, cuando el mercado cayó un 50%. Esta no es una crisis económica, sino médica. Ha sido un tema puntual que ha parado toda la economía, y eso va a hacer que nos recuperemos antes. Como empresa, vamos a articular todo lo posible para mantener nuestra actividad y todos los puestos de trabajo. Confiamos que para 2021 ya haya pasado. Lo creo firmemente.

¿Qué medidas implementaría para dinamizar el mercado del automóvil?

—La solución es más sencilla que una ayuda directa. El mercado chino se está recuperando y las propias autoridades han dado ayudas para reactivarlo. Somos un sector muy lastrado por impuestos: IVA, Impuesto de Matriculación, tasas locales. Hay vehículos que pagan más de un 30% de impuestos. Igual no hay que pensar en una ayuda directa, sino replantearse si este sector puede aguantar esa carga impositiva. En vez de destinar fondos, vamos a buscar un término medio, un 15% durante un tiempo, por ejemplo, a ver si se recupera la economía, y luego veamos si lo volvemos a poner como está ahora. Esas ayudas hay que plantearlas también en otros sectores para incentivar el consumo.