El concejal valenciano Carlos Galiana debía representar a su Ayuntamiento en la elección de la nueva capital europea de la Innovación. Para el acto, vía telemática por las restricciones a causa del coronavirus, el político tenía que intervenir con un breve discurso en inglés, pero al no controlar bien el idioma, su partido, Compromís, tuvo una ocurrencia facilitada por la mascarilla y la condición de actor profesional del propio Galiano: la idea era que otra persona hablara fuera de cámara mientras el representante gesticulaba con cara y manos.El papel de muñeco de ventrílocuo fue impecable

, pero tanto los y las vecinas de Valencia como la oposición se percataron de que la voz no coincidía con la de Galiana. Tras las críticas, el Consistorio confesó lo sucedido, pero se excusó aludiendo a que tuvieron que “improvisar” por la baja de última hora del alcalde.