La idea comenzó en Etterbeek, un barrio de Bruselas que a principios de año tomó la decisión de rebautizar algunas de sus calles con connotaciones coloniales, y ponerles el nombre de mujeres que han marcado la historia.

El barrio, donde hay varios cuarteles militares, cuenta con un buen número de calles y avenidas que recuerdan el pasado colonial belga, explica en entrevista la concejala de Igualdad de Género y Diversidad de ese barrio, Françoise de Halleux.

“La idea era feminizar un poco el espacio público”, y para ello las autoridades locales decidieron seleccionar once calles y cambiarles el nombre temporalmente.

“Solo el 2,5% de las calles en Etterbeek tiene nombre de mujer”, señala la concejala, que precisa que la iniciativa surgió antes de que en Bélgica se reavivara hace unos meses el debate sobre el racismo durante el periodo colonial, tras la muerte en Estados Unidos de Georges Floyd.

La pandemia de coronavirus hizo imposible, sin embargo, ponerla en práctica hasta el pasado 15 de junio.

Con la ayuda de una asociación feminista, el barrio seleccionó para su espacio público a destacadas mujeres de orígenes diversos, entre quienes se encuentran la ambientalista hondureña Berta Cáceres, la activista estadounidense contra la segregación racial Rosa Parks o Irena Sendlerowa, conocida como El Ángel del Gueto de Varsovia, una enfermera y trabajadora social polaca, que durante la Segunda Guerra Mundial ayudó y salvó a más de 2.500 niños judíos prácticamente condenados a ser víctimas del Holocausto.

“Hemos elegido rendir homenaje a mujeres invisibles, no queríamos que fueran mundialmente célebres”, explica la concejala, y añade que lo que si han querido reflejar es “la diversidad de origen”, que es una de las riquezas de la población de Bruselas.

Aunque se trata de una iniciativa simbólica y temporal (durará nueve meses), está cargada de significado y podría traducirse en un cambio más permanente, según la acogida y el apoyo que reciba de los vecinos.

La calle del general Fivé se ha convertido en la de Rosa Parks (1913-2005), mientras que la plaza Leopoldville ha sido rebautizada plaza Marie Muilu Kiawanga (1880-1959), en homenaje a una mujer de la resistencia congolesa.

Oficialmente los nombres de las calles no cambian ya que el procedimiento sería muy complejo. Lo que se hace es añadir una nueva placa que se coloca junto a la original.

Las autoridades municipales han previsto organizar paseos educativos para residentes y escuelas el próximo otoño, con el objeto de dar a conocer a la población la vida de esas mujeres.

El público ha reaccionado “muy bien en general” a la iniciativa, explica la concejala, que reconoce que también se han producido algunas críticas. Giovanni, un habitante del barrio, está entre quienes no entienden la necesidad de ese cambio.

“La historia hay que asumirla, la gente antes no pensaba igual que ahora”, dice. Elise, también vecina de Etterbeek, considera sin embargo que es una buena iniciativa avanzar hacia una igualdad con ese tipo de medidas. El segundo barrio en adoptar una decisión parecida ha sido Koekelberg, que va a dar a una de sus plazas el nombre de las hermanas Charlotte y Emily Brontë, novelistas inglesas que vivieron en Bruselas