ES experta en ponerte guapa por dentro y por fuera. Porque Pilar Maro ayuda a desarrollar todo tu potencial a través de la ropa en un lugar en Bilbao donde las prendas aportan felicidad. "La idea es que la gente sea un poco más feliz a través de la ropa. Me compro algo porque me veo guapa y me siento mejor", explica Maro contagiando optimismo. Su tienda, Insphyria, con flores en el exterior que van cambiando con cada estación como si fuera Puppy, es un canto al buen rollismo. Allí se apuesta por la proyección del estado de ánimo y de la felicidad a través del vestido. "El objetivo no es solo que la clienta compre una prenda sino que salga con un artículo que le potencie su autoestima", declara.

Maro es coach de vida, como se define, y desprende positividad por los cuatro costados. Por eso, ella nunca responderá ante la pregunta de una clienta, el consabido; lo que está ahí colgado. "Eso está prohibido", indica. Esta educadora social de profesión explica divertida cómo dio el paso de abrir una tienda. "Te sorprendería comprobar con qué naturalidad habla aquí la gente de su vida. Hay ciertos entornos que propician contar tus cosas, y creo que a veces puedes ayudar más en un lugar como este que quizá en un puesto de educadora social. Ante un profesional, la gente tiene más reparos. Aquí es supernatural, y te hablan de sus miedos, sus fobias, sus gustos y sus disgustos. Y te das cuenta que con pequeñas cosas, les puedes ayudar mucho. La ropa simplemente es el pretexto", destaca.

Alrededor de vestidos y accesorios divertidos, llenos de estampados y color, se hace casi terapia de grupo. Por ello Maro rechaza el concepto de moda en masa y estandarización impuesto por las multinacionales textiles. "Se trata de una vuelta de tuerca al tradicional concepto de boutique en el que el asesoramiento y la persona prima sobre las técnicas de marketing y la uniformidad en el vestir", dice, aspirando a que sus prendas enamoren.

No en vano, el nuevo Bilbao, más verde y colorido se ha traducido tanto en una nueva forma de vestir. "Antes Bilbao era una ciudad más oscura y la gente vestía más gris. Ahora eso ha cambiado. Además todas podemos tener muchas personalidades dentro de nosotras mismas. Un día somos más provocativas, otras más discretas... Y más que de vender ropa se trata de vender sensaciones", asegura. "Los colores son emociones y cómo te sientas te hace vestirte de una manera u otra", asegura esta mujer que podría fundar el club de expertas en buena onda. En su local se ven prendas con personalidad, casi únicas porque trabaja con pequeñas cantidades abanderando la diversidad. Y sobre todo evitando la moda masiva. "Vamos todos con los mismos colores y los mismos patrones. Pero si somos diferentes ¿por qué ir todos iguales?", apunta, pregonando un cambio de look.

Maro está empeñada en democratizar la moda. "Trabajamos con precios económicos e intentamos romper con el tabú de que la tiendas pequeñitas son supercaras", asegura. Y es que un millón de personas pueden vender ropa, "pero ¿quién te vende algo acorde a tu estilo, con un precio asequible y con un asesoramiento personalizado?, se pregunta esta vecina de Ortuella derrochando simpatía.