Día. Lunes 13 de enero.

Hora. 12.00 horas.

Lugar. Parada tranvía Arriaga.

LOS recuerdos de Rafa Gardeazabal, hijo y nieto de tenderos, afloran inevitablemente cuando a través del cristal del tranvía observa los cambios que ha experimentado Bilbao y sus Siete Calles. En el centro de la ciudad, en una villa industrial donde toda la ropa se confeccionaba a medida, su abuelo implantó un negocio que a día de hoy continúa en manos de la familia. "¡Lo que ha cambiado todo! La ciudad, el comercio, incluso las formas de consumir. Mi abuelo solo tenía telas y hacía trajes en una tienda del Casco Viejo. En el año 48 no existía la ropa hecha. En la tienda del Casco Viejo llegaron a trabajar 23 personas", recuerda el presidente de Bilbao Dendak. Los tiempos han cambiado y no queda otra que, como dice el refrán, renovarse o morir: "No estamos dispuestos a rendirnos. En mi caso mi abuelo trabajó mucho, de sol a sol para dejar la base y la semilla de un negocio que todavía hoy sigue en pie en Bilbao y que ha aportado su granito de arena para generar riqueza", aseguró Gardeazabal, comerciante hasta la médula y tendero de corazón.

Rafa es un caminante de la ciudad: "Procuro disfrutar de la villa a pie", dice, aunque reconoce que le encanta montarse en el tranvía y desconectar... "Siempre que voy a San Mamés voy en tranvía. Es una gozada". Mira a través del cristal y se transporta a otros tiempos "ni mejores ni peores, pero sí diferentes", lanza. Lo cierto es que la comodidad y la movilidad que ha ofrecido la implantación del transporte (metro y tranvía) en la villa ha sido clave para la transformación de una urbe que se ha abierto al mundo y que está en constante evolución. "No nos podemos quedar atrás. Es importante que nos adaptemos a los nuevos tiempos", asegura Gardeazabal. Rafa compara el hito arquitectónico del Guggenheim o del metro en Bilbao con los cambios a los que se debe enfrentar el comercio de la villa cara a los próximos años. "La llegada de los grandes no nos tiene que achicar, debemos aprovecharlo.

El abuelo de Rafa falleció joven y sus hijos decidieron trasladar la tienda del Casco Viejo a la calle Alameda de Urquijo, al lado de El Corte Inglés. "Abrieron Derby y fueron muchos los que le dijeron que estaban locos abriendo la tienda al lado de unos grandes almacenes. Aprovecharon aquella oportunidad para seguir manteniendo abierto su negocio e ir creciendo. Fueron unos visionarios. Tengo muchos clientes que vienen en metro a comprar. Casi de puerta a puerta. Eso es maravilloso".

Ante el próximo desembarco de otra firma de low cost Rafa considera que el comercio de Bilbao no debe tener miedo, sino que debe aprovecharlo como una oportunidad: "No es fácil, pero tampoco imposible. No se trata de competir, sino de hacerlo de otra manera, con productos de calidad, diferentes", confiesa Rafa en un recorrido relajante en tranvía. El sol pega al cristal.