En sus diques con 153 años de historia han atracado grandes veleros del mundo, réplicas de naves históricas. Bajo la atenta mirada de la grúa Carola, Itsasmuseum ofrece al visitante experiencias que se pueden conjugar en pasado y presente. Frente a la historia marítima de la Ría, que implica a toda Bizkaia, está el presente, la actualidad en todos los ámbitos sociales, y es en este punto en el que quiere poner el acento su director, Jon Ruigómez. Si nos adentramos en su interior, podemos encontrar piezas que nos trasladan a otros tiempos, exposiciones como la de Agustín Ibarrola y la de Iñaki Oñate, o murales como el de Daniel Zuloaga.

El museo tiene en estos momentos dos exposiciones muy potentes.

Sí, hay una de Agustín Ibarrola, una colección de óleos de gran formato y una veintena de dibujos que tienen una fuerza artística brutal. Esta exposición pertenece a una época muy concreta, los años 70, y tiene el interés de que es un tiempo de transición entre un momento reivindicativo, industrial y obrero, y la siguiente, la de la naturaleza. Tenemos también un recorrido fotográfico por los faros de Iñaki Oñate. Creo que ambas tienen mucho interés para los visitantes.

¿Cómo vendería Itsasmuseum?

Como el lugar en el que se explica nuestro origen marítimo y portuario. Es el lugar en el que se conserva el patrimonio y la cultura de toda la relación que hemos tenido con el mar a lo largo de los siglos. Visitar este museo es una forma de entender nuestra idiosincrasia y nuestra evolución. Si alguien quiere entender Bilbao y Bizkaia, tiene que venir al museo como punto de partida.

Un museo cerca del agua y que parece que se esconde de lo urbano.

Pienso que está en un lugar inmejorable. Estamos en mitad de Bilbao, sobre unos diques que tienen una historia y un valor patrimonial increíbles. Estos diques fueron adquiridos en 1900 por Euskalduna, pero ya existían de antes, son de 1868. Es un lugar de transito alto. De alguna manera, el exterior es una plaza pública; es patrimonio, pero también es disfrute. Tenemos también la grúa Carola, un icono de la transformación de Bilbao. Uno de los grandes atractivos del museo es el programa de los grandes veleros. Incluso han pasado algunos de los buques escuela construidos en la propia Ría, en Astilleros Celaya, como el Cuauhtémoc (buque escuela de la Armada de México).

Lleva once años en Itsasmuseum. ¿Enamorado de la mar antes de incorporarse a este puesto?

Como todo bilbaíno, tienes un fuerte apego al mar. Sí que tenía cierta pasión por los deportes náuticos. Creo que todos los vizcaínos llevamos inserto ese interés por todo lo que se relaciona con el mundo marítimo. En nuestro caso, en el museo, no es solamente lo marítimo, es también lo portuario y lo industrial. Todo eso es lo que está en nuestra cosmovisión. Una de las primeras imágenes que tengo en mi cabeza antes de acceder a este puesto son las grúas, el astillero y toda la historia de mar y la Ría que llevamos dentro.

Un museo que evoca épocas del pasado en un Bilbao que ha cambiado muchísimo. Ya no hay esa actividad que daba vida y también manchaba la ciudad.

Una de las cosas que hacemos en el museo es empeñarnos en hablar del presente, y lo hacemos en numerosos ámbitos, en el artístico, en el puerto de la actualidad, hablamos de los deportes de mar: surf, remo, la vela€ También tenemos un enfoque social bastante importante, como lo tienen todos los museos. Hacemos mucho hincapié en conceptos como la igualdad de género o la sostenibilidad. Estas son cuestiones de presente. Nos empeñamos en ser un museo actual y presente, no solo remitirnos al pasado, aunque no negamos que ese pasado es una parte fundamental, sobre todo en la conservación del patrimonio y la cultura.

¿Qué planes de futuro tiene Itsasmuseum?

Es un museo con dieciocho años a sus espaldas y de alguna manera tiene su recorrido. Cada vez está creciendo más y hemos hecho mejoras importantes en muchas de las líneas estratégicas. Hemos mejorado la colección con la aportación de piezas muy importantes, como un mural cerámico de Daniel Zuloaga, objetos procedentes de La Naval... Trabajamos con museos como el de Bellas Artes de Bilbao o Euskal Museoa, estamos en estrecha colaboración con el Acuarium de Donostia y también colaboramos con el Museo Marítimo de Barcelona.

¿Tiene un enfoque familiar?

Como museo intentamos también compatibilizar lo riguroso con lo lúdico. No queremos que la visita a este museo deje de ser una experiencia divertida, pero buscamos que a la vez se puedan aprender cosas. La verdad es que atraemos a muchísimos escolares, pero siempre bajo un prisma concreto: que aquí no se riñan lo pedagógico con la diversión.

Atrapados en la ría

Itsasmuseum ofrece a sus visitantes una visión del pasado marítimo y comercial de Bizkaia, y también del presente a través de exposiciones temporales. Durante dieciocho años este museo ha abierto sus puertas a los interesados que quieren conocer un trozo de la historia del territorio desde uno de los lugares que casi hasta finales de los 80 del siglo XX fue pilar estratégico de la industria vizcaína. Mantiene una entrada estable de 50.000 visitantes al año, que pueden disfrutar de la exposición permanente, además de las temporales. En estos momentos hay dos que captan el interés de quienes se acercan a Itsasmuseum: Ibarrola en la ría, agua, hierro, fuego y aire y Faro, luz en la noche, una colección de fotografías de Iñaki Oñate. Ambas están atrayendo amplio interés.

La exposición de Ibarrola está formada por 17 óleos de gran formato y una veintena de dibujos en los que el artista de Basauri aborda temáticas marítimas e industriales del entorno de la Ría. Están realizadas en los años 70, una época que se reconoce en su trayectoria por la atracción que siente a los paisajes industriales.

Iñaki Oñate ha querido reconocer con sus fotografías la importancia que han tenido los faros en la historia de la navegación. Hoy están desplazados por las nuevas tecnologías, pero en su momento fueron imprescindibles para que buques y barcos pesqueros llegaran a buen puerto. Oñate quiere reivindicar los faros como parte del patrimonio industrial.

Itsasmuseum colabora con el Museo de Bellas Artes de Bilbao y temporalmente integra algunas piezas de su colección en la exposición permanente. Hasta el momento han sido tres las obras que han llegado a este rincón de la historia del mar: la escultura El timonel, de Quitín de Torre, la pintura El grumete blanco, de Julián de Tellaeche, y la de Jesús Mari Lazkano Bilbo MMX.

En este museo tienen mucha importancia los niños. Aproximadamente 10.000 visitan anualmente sus instalaciones y se sumergen en un mundo de aventuras y actividades especialmente diseñadas para ellos. De martes a viernes todas las salas están abiertas para ellos y los fines de semana hay talleres en euskera, castellano e inglés.

La pasión por el surf también tiene su espacio en Itsasmuseum. Aunque para muchos puede resultar un deporte que tiene más de presente que de pasado, este museo hace un recorrido por su historia y nos retrotrae a tiempos muy remotos, como las primeras nociones de su práctica en el siglo XII.

En una zona en la que también están presentes otras actividades deportivas marinas, como la vela o el remo, se exponen cuatro paneles explicativos del origen del surf, su expansión, la entrada en Europa y la industria de esta especialidad en Euskadi, junto con algunos objetos representativos de esta historia, tres tablas de surf que personifican tres momentos clave, un traje y una chaquetilla de surf de O'Neill, y un ejemplar de The Surf Riders of Hawaii, primer libro de surf de la historia.

Datos

Dirección: Ramón de la Sota Kaia (Bilbao).

Horario: De lunes a domingo (11.00 a 19.00 horas).

Precios: Entrada general seis euros, tres para personas jubiladas o con discapacidad. Familias: adultos, cuatro, y mayores de seis años, tres. Los martes la entrada es gratuita salvo en julio y agosto.

Teléfono: 946085500

info@itsasmuseum.eus

La hoy famosa grúa 'Carola'.

'Carola', una historia con nombre de mujer

Muchos se han preguntado muchas veces qué pinta una grúa, la Carola, como símbolo del pasado industrial de la zona y más concretamente de los astilleros Euskalduna. Es cierto que son muchos los que saben que tras este nombre hay una mujer y una historia que se ha ido contando generación tras generación. Hay variaciones, pero todas coinciden en Carol Iglesias, una joven que a finales de los 50 cruzaba la ría en bote desde Deusto para ir a trabajar a las oficinas de Hacienda. Se la describe como toda una belleza rubia que dejaba sin aliento a los trabajadores de Euskalduna. Ellos calculaban la hora en la que iba a pasar de margen y paraban sus labores para contemplarla. El director general de los astilleros contactó con Carol Iglesias y le dijo que le saldría más barato pagarle un taxi diario para ir a trabajar que el parón diario que hacían sus trabajadores. Ella rehusó y continuó con sus viajes en bote. Eso es al menos lo que cuenta la historia, y los que la vivieron aseguran que no es una leyenda urbana. Hoy es uno de los elementos más admirados de Itsasmuseum. La protagonista de este relato tiene también una sala con su nombre en el interior del edificio. Durante años, distintas instituciones han querido homenajear a esta mujer, algo que ella siempre rechazó. Con el fin de dar protagonismo a esta pieza, el museo ha puesto en marcha el proyecto de iluminación artística Carolaren Arima, que permite que Carola funcione como faro de Bizkaia para el disfrute de la ciudadanía los viernes y sábados a partir de las 20.00 horas, creando además una nueva plataforma para mostrar el talento y la cultura de los agentes locales.