londres - La monarquía británica busca contrarreloj una "solución factible" al futuro de los duques de Sussex, Enrique y Meghan, cuyo estatus ha de ser redefinido tras anunciar inesperadamente que se alejarán de la institución. El corresponsal de realeza de la cadena BBC Jonny Dymond indicó ayer que los funcionarios de la Corona se encuentran inmersos en "negociaciones" y "deliberaciones", con el objetivo de establecer "en cuestión de días y no semanas" un nuevo rol para el príncipe y su esposa, que se ha marchado a Canadá. Se espera que Enrique se reúna en breve con ella, mientras en el Reino Unido sus ayudantes negocian su futuro. La reina Isabel II ha pedido resolver "deprisa" el nuevo estatus de los duques de Sussex, según los medios británicos. La soberana habló con su heredero, el príncipe Carlos, y los hijos de este, Guillermo y el propio Enrique. Los funcionarios de sus cuatro oficinas trabajarán ahora para definir un nuevo papel para los duques de Sussex que se ajuste más a sus aspiraciones.

'la firma' La iniciativa de los Sussex de desmarcarse de la Casa Real supone una pérdida para La Firma, como se conoce a la monarquía británica por su funcionamiento empresarial, que planeaba aprovechar su tirón popular. También ha evidenciado las tensiones con la prensa británica, en su mayoría conservadora y mucha de ella sensacionalista, a la que la pareja acusa de un tratamiento misógino y racista contra Meghan, de padre blanco y madre afroamericana. Una encuesta difundida por YouGov indica que un 45% de los británicos apoya la decisión de Meghan y Enrique de reducir su vida pública, mientras que un 26% se opone y un 30% no opina. Un 63 % cree que su financiación debe cambiar.

El matrimonio anunció el miércoles, sin previa consulta a otros miembros de la Monarquía, que dividirá su tiempo entre el Reino Unido y Norteamérica (posiblemente Canadá, donde la duquesa residió siete años) y que trabajarán para llegar a ser económicamente independientes. Los expertos en Casa Real no descartan que, en el hipotético caso de que no se alcance un acuerdo, el hijo menor de Carlos de Inglaterra y la malograda Diana de Gales, sexto en la línea sucesoria, pueda perder sus títulos o incluso tenga que renunciar a ellos. Los medios locales informaron ayer de que Meghan había regresado a Canadá, donde ella y su esposo pasaron recientemente seis semanas -incluyendo el periodo navideño, rompiendo con la tradición-. Allí, al parecer, se encuentra su hijo, Archie, de ocho meses, a quien dejaron al cuidado de una niñera y la mejor amiga de la duquesa. Se prevé que Enrique se reúna pronto con ellos, al tiempo que sus ayudantes resuelven en el Reino Unido qué les depara el futuro.

reacciones El anuncio del popular matrimonio, que cayó como una bomba en el palacio de Buckingham, "disgustando" a la soberana, ha generado distintas reacciones entre la ciudadanía. Muchos aplauden ese acto de rebeldía, mientras que otros reprochan al príncipe su "falta de respeto" hacia la Monarquía.

Bryony Gordon, del Telegraph, baraja que la decisión de los duques podría guardar relación con el actual estado de salud mental del matrimonio -en alusión al estrés con el que conviven por el continuo asedio mediático- y por haberse convertido en "un saco de golpes para un país misógino y racista". Para Graham Smith, el portavoz de Republic -grupo que hace campaña para que el Jefe de Estado sea elegido democráticamente-, el anuncio "plantea cuestiones sobre el futuro" de la Corona. Otros analistas han observado que detrás de los planes de la pareja subyace su manifiesto descontento con "aspectos importantes" de sus compromisos oficiales. Ahí caben, según Jonny Dymon, de la BBC, desde el "odio" de Enrique hacia las cámaras a su "visible aburrimiento con los aspectos ceremoniales" que conlleva su cargo. En octubre, Meghan inició acciones legales contra el Mail on Sunday y su compañía matriz por publicar una carta privada y haber iniciado una supuesta campaña de noticias "falsas" sobre ella. El enfrentamiento con los medios llevó al príncipe a romper el silencio habitual entre los miembros de la monarquía para cargar públicamente contra ellos.

En la nota colgada en la nueva web de los duques, el matrimonio revela que quiere volverse financieramente independiente mientras sigue "apoyando a la Reina" con viajes y labores de representación. Mientras se resuelve el embrollo real, el ya bautizado en las redes sociales como Megxit -juego de palabras ideado por los tabloides británicos, que han visto un paralelismo con el Brexit o salida del Reino Unido de la Unión Europea- ya ha empezado a tener sus primeros efectos. Entre ellos, la retirada confirmada por el londinense Museo de Cera Madame Tussauds de las figuras de Meghan y Enrique de la zona destinada a los miembros de la Casa Real británica.