LA pandemia nos trajo muchas horas para estar en casa. Estas horas, las distribuimos entre familia, trabajo y alternativas de ocio. Entre estas últimas, destacan las plataformas de entretenimiento digital. Se ha hablado mucho de Netflix, HBO o Amazon Prime Video como las ganadoras de todo este tiempo; bastante menos de Twitch. Seguramente, será fruto de la brecha generacional.

Hace cuatro años, en este mismo espacio, titulaba un artículo como "Ama, aita: quiero ser youtuber". Cuatro años después, recupero parte del título, cambiando youtuber por streamer. Y es que así se llaman los que trabajan en esta plataforma de emisiones en directo (live streaming), la más grande del mundo por horas de visualización y usuarios. En su origen estuvo muy vinculada a la emisión de partidas de videojuegos. Por eso todavía mucha gente asocia esta plataforma al fenómeno del juego digital. Sin embargo, cada vez hay más contenidos de otro tipo, como conciertos, charlas, conversaciones sobre estilos de vida, etc. En definitiva, se trata de un espacio para emitir en directo un programa con una temática determinada. Los streamers emiten en tiempo real e interactúan con la audiencia a través del chat.

Sin datos definitivos para el año completo, hasta octubre, había batido sus récords: en este 2020 se habían visto más de 14.000 millones de horas en Twitch. La categoría con más horas de visualización es la de Just Chatting (que podríamos traducir como charlando). Ha superado a videojuegos tan populares como League of Legends, Among Us o Fortnite. Alexandria Ocasio-Cortez, diputada del Congreso de Estados Unidos, jugó hace dos meses al juego Among US en la plataforma Twitch. 400.000 personas lo vieron en directo. Un público joven, digital y muy entusiasta de las nuevas formas de relación social. La política sabe que ahí se juega mucho. Clubes de fútbol como Real Madrid, PSG o Arsenal cuentan con su propio canal en la plataforma, sabiendo que ahí probablemente esté el aficionado del mañana.

La llegada de una cada vez mayor audiencia ha traído el fenómeno de siempre: aspiraciones, roles e ídolos que hacen que los más jóvenes, quieran dedicarse a eso mismo de mayor. Por eso es importante entender bien en qué consiste ser streamer. Ciertamente es difícil saber cuánto ganan los streamers más conocidos (en España son Ibai Llanos, Auronplay, The Grefg y el Rubius). Pero sí sabemos que, para empezar a ganar dinero, se debe alcanzar una media de 75 espectadores retransmitiendo 25 horas al mes en 12 días diferentes. Vamos, un trabajo en toda regla.

Lógicamente en esta economía de la atención, cuanta más gente esté entrando, más difícil será destacar. Por lo que esos discursos futuristas en torno a esta plataforma, debemos relativizarlos. Para poder emitir dos o tres horas al día, evidentemente, se debe practicar mucho. Y eso suele llevar a la presión, ansiedad y un mayor nivel de competitividad. Y, especialmente, en clave de coste de oportunidad: a diferencia de otros espacios de ocio, el día que uno o una no está, sabe que habrá otros captando ese interés de su audiencia. Y esto hace que sea difícil descansar en algún momento de la semana.

Twitch tiene 17.5 millones de visitantes al día. Cuenta con una audiencia promedio entre los 1.5 y 2 millones de espectadores. Son cifras estables a lo largo de toda la semana, porque como decíamos, descanso, poco. Para ganar dinero, se pueden recibir donaciones, convertirte en afiliado en la plataforma (con los requisitos antes mencionados) o que se paguen suscripciones. Más allá de los grandes emisores, la mayoría de los streamers, optan por emitir en otras plataformas simultáneamente, como YouTube, Facebook, Instagram o Spotify.

Twitch todavía está lejos de ser una de las redes más seguidas en España. Instagram, Facebook y YouTube siguen copando el ranking de creadores. Pero las audiencias millonarias y la inercia de la pandemia, pudieran cambiarlo. Y ahí, es importante entender que, se trata de otro trabajo, con sus pros y contras. Gestionemos bien la situación.