Bilbao- Un tipo, ancho como una armario ropero con las puertas abiertas y vestido con una gabardina negra, sujeta el paraguas que cubre a un señor mayor con gafas que sigue los partidos que se disputan en las instalaciones del Athletic en Lezama. El tipo ancho lleva lentes de sol a pesar del sirimiri que vuelve rápido el césped de los campos de fútbol. “Me gusta ese chico, el rubiales”, dice el otro. “Apúntamelo”, ordena el señor mayor a un tercero, un lechuguino engominado que maneja una tablet de última generación. Un cuarto asistente trae e instala una silla plegable, de las de las monterías, para que el jefe se siente. Y le sirve una bandeja de ostras frescas abiertas. “El morenito también me gusta cómo lo hace. Apúntamelo”, ordena de nuevo.

Es Florentino, el presidente del Madrí. Tras dos horas de disfrutar del fútbol del futuro en Lezama, se deja conducir a su cámara hiperbárica alimentada sólo con aire de Madrí. Y, después, acude a almorzar a un restaurante con 350 estrellas Michelin. “Estoy pensando en hacer una oferta por San Juan de Gaztelugatxe. Es un sitio estupendo para construir cuatro chaletazos exclusivos de alto standing y sacar una pasta. ¿Quién es el propietario actual?”, pregunta.

Una sorpresa encontrarle en Lezama, don Floren. ¿A qué ha venido?

-A ver cómo evolucionan los chavales. Hemos dejado la cantera un poco de lado y así nos va últimamente.

Pero ustedes ya tienen sus propias instalaciones para formar futbolistas. Y funciona muy bien.

-¿Quién habla de futbolistas? Estoy haciendo una gira por todo el Imperio para ver árbitros. Necesitamos colegiados caserillos, como toda la vida. Y hay que ir trabajándolos desde jovencitos. Que se vayan haciendo del club. El Madrí siempre quiere a los mejores.

¿Está hablando de fichar árbitros?

-A ver, caballerete. ¿Ve cómo estamos? Hace un siglo que no ganamos la Champions. Y un milenio que no nos llevamos la Liga. Los trabajadores del ayuntamiento encargados del mantenimiento de la Cibeles se ríen de nosotros porque llevan meses cobrando sin trabajar. ¡Sinvergüenzas! ¡Colchoneros! Bueno, bueno, que me caliento y puedo hacer un Gaspart de un momento a otro.

Sí. Chupe, chupe otra ostra y relájese. Lo cierto es que esta temporada tampoco brillan el juego y los resultados. ¿Van a fichar en el mercado de invierno?

-Desde luego. Está claro. Mirusté, en Liga nos hacemos respetar, pero en la Champions? En el mercado de invierno vamos a fichar seguro, pero seguro, algún árbitro europeo. A lo mejor dos o tres. No podemos seguir así.

Me refería a futbolistas. En mi opinión flojean ustedes en defensa, encajan demasiados goles.

-Estamos completamente de acuerdo. Fallamos en defensa. ¿Por qué? Pues, mirusté, porque al árbitro no se le puede dejar solo. Hay que marcarle encima. Que sienta que estás con él, que no va a tener espacios. Un árbitro con espacios es muy peligroso: puede pitar cualquier cosa. Y te llevas un susto. No es plan, mirusté.

Pues no me hago idea del modo de achicarle espacios a un árbitro. En este sentido, ¿no les preocupa el VAR?

-Para nada. Las tecnologías son buenas para el fútbol. Y para que los resultados sean los que tienen que ser. ¿Ha visto usted la película Forrest Trump? Pues nosotros hemos contratado a los especialistas que metieron al actor en los documentales con Nixon y todo aquello. ¡Como para que nos preocupe el VAR! Podemos poner la raya del fuera de juego como nos convenga o meter la imagen de un delantero rival solo detrás del portero. Y eso va a misa. Jajajajaaaa.

No se ría usted así, que me da miedo. Entiendo que se refiere a la peli ‘Forrest Gump’. Ha dicho usted ‘Forrest Trump’.

-No me río, mirusté. Es que me he atragantado con una puñetera ostra culé. Si, es verdad, quería decir Gump. ¿Trump? ¿En qué estaría pensando yo? ¡Ah, sí! Cosme, telefonee a Donald y pregúntele si le interesa un chaletazo en Gaztelugatxe. Si le pregunta por mí, dígale que estoy en la hipobárica, que es un pesado.