El argumento del nuevo libro de Manel Loureiro incluye historias que cruzan el pragmatismo de la política de los hechos comprobados con las leyendas y misterios que esconde una Galicia tan cercana como lejana a un tiempo. Son lugares que igual se encuentran a 30 kilómetros de una autopista, pero a años luz de la realidad urbana. La protagonista de su historia es una investigadora de una serie de crímenes, de nombre Raquel Colina, una especie de CSI en cuanto a métodos criminales, pero que está muy sensibilizada por la enfermedad de su hijo Julián, que ha sido desahuciado por la medicina y no tiene la más mínima esperanza de cura.

Abramos La puerta.

Con un thriller. Es una novela negra con una particularidad: que la Galicia rural, la Galicia profunda, la Galicia donde las tradiciones y las leyendas siguen vivas, es una protagonista más de la historia.

¿Y quién o quiénes son los protagonistas humanos?

La novela tiene como eje central una investigación criminal. Se producen una serie de crímenes y hay una detective que va a buscar las respuestas porque debe saber qué es lo que ha pasado. Ella, además, tiene un problema personal muy grande relativo a su hijo, un problema de salud, y todo va a estar muy relacionado.

Y no renuncia a la cura de su hijo a pesar de que ha sido desahuciado.

Hace lo que cualquier madre o padre haría, negarse a bajar los brazos, y cuando ha agotado todas las balas del tambor le dicen que hay una última que puede salvar a su hijo. Le hablan de una menciñeira, un cruce entre meiga y sanadora, que puede ayudar a Julián. Es una tabla de salvación a la que no va a renunciar por muchos obstáculos que se interpongan.

Esa Galicia rural y profunda de la que habla está muy cerca en distancias de la Galicia moderna y del siglo XXI.

Sí, la Galicia de leyenda y tradiciones está a media hora de las autopistas que recorren el territorio. Pero es una Galicia diferente, donde la cobertura del móvil desaparece como por arte de magia.

¡Qué tranquilidad!

Puede que sí, puede que no, depende.

Muy gallega su respuesta.

¿Verdad? Pero es una Galicia que, aunque no nos lo parezca, está muy viva. En ella hay vida, hay personas que tienen muchas vidas dentro y donde nada es lo que parece.

¿Esta historia es tan apocalíptica como sus otros libros?

Para nada. Este libro es un cambio de género, es novela negra. Yo había transitado por otros géneros más apocalípticos, como dices, o de terror.

¿La distopía no es cómoda?

Ja, ja, ja€ Todo lo contrario. Como creador es muy apetecible retarte y salirte de las zonas de confort. Si no buscas tus límites nunca vas a saber hasta dónde puedes llegar y lo que vas a ser capaz de hacer. Puedes quedarte en tu zona de confort haciendo veintisiete novelas iguales, pero te estás muriendo. Haciendo lo mismo te conviertes en un charcutero, con todos mis respetos, y lo que haces son chorizos.

Pero, ¿si vende mucho?

Ya, pero a lo mejor no siempre es vender mucho lo que más te interesa. Explorar otras posibilidades siempre es interesante, aunque te pierdas.

Sus libros son best seller.

Sí, y me interesa seguir vendiendo, pero eso no quiere decir que no pueda arriesgar. De todas formas, no creo que viajar por la Galicia profunda sea un riesgo, porque siempre ha interesado mucho. Tenía muchas ganas de probar este género, el thriller, que conecta con un montón de personas. Quería probarme a mí mismo, porque el thriller es muy complicado. Hacer novela negra es crear un mecanismo de relojería donde todas las piezas tienen que engarzar a la perfección. Es más, hace tres o cuatro años no hubiera sido capaz de escribir esta novela.

¿Por qué?

Porque técnicamente exige investigación me dijeron que esto que estamos viviendo iba a pasar. Estaban absolutamente seguros de ello y acertaron. Pero también dijeron que la medicina moderna encontraría una solución para cualquier problema de este estilo, y que la encontraría rápido.

Pues se está convirtiendo en una eternidad.

Espero y confío en que en eso también tengan razón. No se ha cumplido un año desde que toda nuestra forma de vida ha cambiado, pero es cierto que se está haciendo largo.

Siendo usted tan imaginativo a la hora de escribir, escogió para estudiar una carrera muy pragmática, Derecho.

Y como muchos profesionales del Derecho, he salido corriendo de las salas de los juzgados sin mirar atrás. Fíjate en la gente del mundo de la abogacía que ha dado el salto y se ha pasado a la literatura: Lorenzo Silva, Ildefonso Falcones€ Somos muchos. Es un cambio de magnitud, porque pasas de contarle una historia a un juez a contársela a tus lectores.

Una comparación cogida por los pelos, ¿no le parece?

Pienso que sigues haciendo lo mismo, jugar con las palabras. Organizas una historia para narrarla de forma inteligible, atractiva, y para, por una parte y la otra ganar el veredicto.

¿Se vive mejor con los libros, la televisión y otros medios que con la abogacía?

Infinitamente mejor, pero no solo hablo en el plano económico, que también, sino en el plano de la salud mental. Es un cambio total. Desde pequeño sabía que había algo que hacía muy bien, contar historias. Mientras mis amigos tenían que berrear y gritar mucho para conseguir algo, yo era capaz de convencer a mis padres y otros adultos contándoles unas aventuras extravagantes.

¿Y por eso escogió Derecho, para convencer a un tribunal de forma extravagante?

No exactamente. Escogí Derecho como primera carrera porque era donde iba a sentirme cómodo, cómodo estudiando la carrera. He sido presentador de televisión y ahí no dejas de ser un tipo que está contando cosas, y al final he acabado contando cosas en libros. Es lo que se me da bien, contar historias. En este momento en el que estamos viviendo contar historias es importantísimo. La gente necesita que le narren historias y que le lleguen dentro. La realidad ahí fuera es áspera, necesitamos evasión. La gente necesita desesperadamente poder viajar.

Algo que no podemos hacer si no es por motivos laborales.

Está complicada la cosa, pero no para viajar con la mente.

¿Podría convertirse esta novela en una serie de televisión?

No lo sé, y además los tiempos televisivos y los literarios son muy diferentes. Además, no me dejan contar nada al respecto, son las productoras las que tienen que decirlo.

Eso quiere decir que algo sí hay.

Eso quiere decir que estoy en varios procesos ahora mismo y que me siento muy feliz, nada más.

¿Va a seguir colaborando con Cuarto Milenio?

No lo sé, creo que ahora no. Iker Jiménez, un gran amigo mío, está totalmente volcado en el tema del coronavirus y es un asunto en el que yo no tengo cabida porque no soy un experto, tan solo un ciudadano de a pie, pero sí que me gustaría volver el día en que retomemos la normalidad.

Ha sido presentador de televisión, ¿volvería?

Colaboro con la televisión y estaría dispuesto a presentar de nuevo si hubiera algún proyecto que me seduzca. Me gusta el medio y me siento cómodo en él, pero no tengo ninguna duda de que lo que más me apasiona es escribir.