Llega otro momento dulce para los comerciantes, menos dulce para el personal de hostelería y muy negativo para otras actividades que hacían su agosto en estas calendas ya que aforos reducidos, toques de queda y demás recomendaciones sanitarias hacen temblar la supervivencia de numerosos negocios. La tele en cualquiera de sus ofertas se convertirá en el gran producto a consumir en estos difíciles tiempos de recogimiento y escasa alegría social.

Campanadas de fin de año, retransmisiones y celebraciones sacras, plaga de anuncios de lujo para colonias y perfumes varios ofrecidos en poderosos envases de lujo, luz y color que animarán la vida de la pequeña pantalla. Es el momento oportuno para que los programadores se luzcan con películas, series y concursos en una campaña amenazada por los efectos de la pandemia. Garantizado el masaje mediático, las cadenas planifican la oferta de tele en un momento delicado y necesitado de arrope humano, para que nadie se quede atrás en estas fechas en otro tiempo entrañables y en la actualidad tocado de una pertinaz niebla social que anima poco a celebrar las fiestucas navideñas que están a la vuelta de la esquina. Que haya suerte, compañeros/as de esta procelosa navegación que nos ha tocado atravesar juntos.