RALAR es una sierra de modestas dimensiones, a caballo entre Nafarroa y Gipuzkoa, cuyas más elevadas alturas que apenas sobrepasan los 1.400 metros parecen de muy superior envergadura vistas desde el valle de Araitz y formando el impresionante circo de las Malloas.

Quizá sea esa panorámica la más agreste y espectacular de esta sierra apacible y encantadora cuando el visitante asciende a ella desde los cómodos accesos asfaltados de Lekunberri o Uharte-Arakil.

Desde esta villa en la Sakana se llega al Santuario de san Miguel in Excelsis, joya del primer románico que alberga, -albergaba, porque lo colocaron a mejor recaudo en el Museo de Navarra después de su aparatoso expolio- un retablo esmaltado del siglo XII y una pequeña imagen del arcángel chapada en oro que cada año es paseada por gran parte de Nafarroa para mantener su devoción como patrón del herrialde.

Adosada al santuario, al que peregrinan urbanos, montañeros y pastores en las festividades del santo y del Corpus, y en cualquier tiempo y hora, una moderna hospedería atiende con mesa y cama a cuantos por ello pagan un precio módico para lo que hoy se estila.

Hablando de la hospedería, una recomendación para el visitante: que haga lo posible por probar los garbanzos que en ella se sirven; algún secreto ancestral, quién sabe si el agua del remojo, los convierte en delicioso manjar.

Otra opción más rústica para el visitante a la hora del refrigerio es la popular Casa del Guarda, Guardaetxe, a la que llegará por la carretera que le sube desde Lekunberri ya casi al pie del monte Artxueta, frente al santuario.