Joshua Velázquez fue el ganador de la tercera edición de Maestros de la costura después de una reñida final en la que compitió con Begoña, una experiencia que le va “a cambiar la vida” y en la que percibe el cariño de la gente como si estuviera en un concierto de los Rolling Stones. El concursante canario consiguió, además del premio en metálico de 50.000 euros, el maniquí de oro y un curso de formación especializada en Diseño de Moda en la Universidad Politécnica de Madrid. Ha recibido miles de mensajes, cartas y regalos. “Cada día cuando salgo a la ventana a aplaudir la labor de los sanitarios veo a señoras con los móviles haciéndome fotos. Me siento como si estuviera en un concierto de los Rolling”, dijo Joshua refiriéndose al apoyo del público. Algo que le llena de satisfacción. “Los espectadores son los potenciales consumidores de moda, los clientes, y sin ellos no hacemos nada”, añadió. El aprendiz canario, el primer hombre que gana el concurso, confesó que “no lo esperaba” y reconoce que Begoña, con la que se batió en el duelo final, “era la contrincante más fuerte, perfecta: un amor y una gran rival”. Auxiliar de enfermería, aunque no ejerce; y opositor, con los libros “llenos de polvo”, al cuerpo de la Guardia Civil, confiesa que no lleva “mal” este tiempo de confinamiento que le ayuda a reflexionar sobre el futuro. “El libro de las oposiciones lo vi por ultima vez hace un mes y no lo pienso tocar después de este cambio tan drástico en mi vida”, explica entre risas.

Alzarse como ganador es un premio a la constancia. Joshua se presentó a las pruebas de selección de las dos ediciones anteriores y no logró salir elegido. Considera que Lorenzo Caprile, María Escoté y Alejandro Palomo quizá han sido en esta edición “más duros” que en otras, pero en su “justa medida. “Es normal que ya no pasen cosas de primero de costura”, dijo. Asegura que de los tres ha aprendido cosas, pero siente debilidad especial por María. “Soy muy fan de su trabajo. Desde que empecé en el mundo de la moda la sigo” y añade que se ha llevado una “sorpresa grande” con Caprile y Palomo. “Caprile es un amor de persona, Palomo igual, y me ha ayudado mucho a racionalizar el premio”. Conocerles a ellos y a “Raquel (la presentadora) es lo que me llevo”.

En España estudiar moda es “muy costoso” y si algo tiene claro es que es su prioridad. “No es el momento de apostar por crear una marca ni hacer una colección. Quiero formarme y madurar la idea, pensándolo todo muy bien”. A sus 28 años, considera que tiene una vida por delante para sacar una colección y tiene muy en cuenta que si el boom se desinfla “puedo llegar a cero, pero es que antes de comenzar el programa estaba en menos mil”, un momento en el que debía decidir qué parte de su dinero destinaba a comida o a comprar materiales.

“Más abajo no voy a llegar”, dice este diseñador que ha vestido a Paris Hilton. “Un día su estilista se puso en contacto conmigo y le envié varias piezas”. Su gran sorpresa fue cuando, en Instagram, la influencer se fotografió con alguno de sus diseños. Una de sus mayores satisfacciones la tuvo hace una semana cuando de madrugada recibió un mensaje de Michael Costello, diseñador que ha vestido a Beyoncé o Madonna, “archiconocido” tras su paso por el talent de costura americano, presentado por Heidi Klum, Project Runway, y uno de sus creadores de cabecera. “No ganó, pero le conoce todo el mundo y del resto de concursantes no se sabe nada. Me llenó de emoción que me escribiera y me dijera te deseo lo mejor”. Reconoce que a pesar de los roces inevitables producto de la “competitividad” se lleva una buena experiencia del trato con sus compañeros. Y feliz concluye: “El límite no está en el cielo, está en el universo”.

Maestros de la costura se despidió a lo grande el lunes por el nivel de los dos finalistas y por las pruebas a las que se enfrentaron. Joshua ganó tras la confección de un vestido de alfombra roja, homenaje a Carolina Herrera, que presenció la hija de la diseñadora, Carolina Adriana, y que lució la modelo África Peñalver. “No me puedo creer que sea mi vestido el que esté saliendo por la puerta. Hoy es el primer día del resto de mi vida”, dijo el aprendiz después de oír su nombre. “He ganado. ¿Quién me lo iba a decir?”, confesó el concursante, que no paró de saltar durante los primeros momentos.

La primera prueba de la final ya puso el listón muy alto al pedir a los cuatro aprendices que homenajearan a Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel, que falleció en febrero de 2019. Álvaro Castejón y Arnauld Maillard, tándem creativo de Alvarno, acudieron al taller para hablar del gran maestro de la costura, con el que trabajaron en París muy de cerca. Joshua fue el ganador de esta prueba que le llevó directamente al duelo final. La segunda prueba para conseguir la segunda bata de duelista se desarrolló en Tecnocreativa, una de las escuelas de moda, creada por la firma Basaldúa. Allí esperaban la soprano Ainhoa Arteta, que hizo equipo con Begoña; la actriz María Esteve, que reconoció que era “costurero-curiosa”, y compartió costura con Margarita, y la cantante La Terremoto de Alcorcón, que ayudó a David. Las tres ayudaron a coser un vestido de novia. Las invitadas actuaron además como auténticas “psicoterapeutas” para los concursantes, como señaló Raquel Sánchez Silva, pues siempre les dedicaban palabras de “ánimo”.

David reconoció que le “había venido grande la prueba” y Palomo no dudó en señalar que no le había gustado su actitud “derrotista”, que se había reflejado en su vestido. Pero aunque fue el primero en caerse de la prueba final, el aprendiz no perdió la sonrisa y arrancó el aplauso de todos. “Bueno, que he quedado el cuarto. No está mal”, dijo con alegría. La elección estaba entre el diseño de Margarita y Begoña, pero Caprile argumentó que uno de los trabajos superaba a otro en la “confección”: el de Begoña, que se arrodilló de la emoción.

Finalmente, Begoña y Joshua se enfrentaron al duelo por el maniquí de oro de la tercera temporada. Una final “muy igualada”, según María Escoté, y a la que Joshua llegó con el diario que le ha acompañado durante el concurso con el título Los sueños se cumplen, que emocionó a Alejandro Palomo tanto que llegó a las lágrimas.