Bilbao - La periodista Verónica Sanz (Barcelona, 1982) se incorpora a La Sexta noche como presentadora. Ella es la nueva compañera de Iñaki López tras la salida de Andrea Ropero que el lunes se incorporó a El intermedio. Pero este espacio tendrá otras novedades. Lorena Berdún conducirá una sección sobre sexo, mientras que el chef Javier Peña pondrá ante los fogones a algunos de los invitados del programa en Peña que cocina. Ramoncín y Pilar Eyre serán dos de los nuevos colaboradores que debatirán sobre temas sociales.

Verónica Sanz e Iñaki López abren temporada entrevistando a un maestro del periodismo, Iñaki Gabilondo. Con el tiempo corriendo de manera inexorables hacia unas nuevas elecciones y con las opciones de acuerdo de investidura encalladas desde abril, analizan todas las opciones, relatos y responsabilidades de esta falta de entendimiento.

Y como colofón, el programa recibe a un artista con mayúsculas: el actor y cantante Asier Etxeandia, que hablará sobre su último trabajo, Sordo, en el que interpreta a un maquis de la posguerra. El actor hablará sobre su carrera, sus miedos, sus grandes retos y las enormes dificultades que tuvo que superar para alcanzar el éxito

¿Nerviosa?

-Un poco sí. No es esta la primera vez que estoy en un programa en directo, pero sí en La Sexta noche. Es un espacio absolutamente consolidado. Tiene un público muy fiel y un nivel muy alto. Así que el vértigo se nota, hay que estar a la altura.

¿Le costó mucho darle el sí quiero a La Sexta?

-Decir sí quiero a La Sexta no me costó nada. Sí me costó decir: Me voy del proyecto de Buenos días, Madrid. Lo que me ofrecían me apetecía mucho, me apetecía como cadena, como proyecto, como programa... Era un pack atractivo e interesante. Pero estaba en un programa en el que llevaba un año y todo era nuevo, el equipo habíamos partido de cero. Había subido de audiencia, remábamos juntos entrando a las cuatro de la mañana...

¡Vaya horas!

-Sí. Yo me levantaba a las tres, pero eso lo que había. De cuatro a seis de la mañana dábamos los últimos toques al programa, después llegaba maquillaje y a la siete empezábamos. Y era un programa al que había que dar contenido. A este ritmo se generaron unos vínculos que para mí eran fuertes. Me gustaba el proyecto, pero cuando te ofrecen vivir al hilo de la actualidad y a ti te interesa estar donde está la información..., era irrenunciable.

Cambia el madrugar por el trasnochar. Además, se pierde el sábado.

-Te digo una cosa, todo es mejor que levantarse a las tres de la mañana de lunes a viernes.

Sí, apetecible no parece.

-Ahora entiendo a la gente que está en los matinales. Estás siempre pensando en dormir, a las seis de la tarde piensas en que en dos horas estás en la cama, no llegas a todo, el cansancio. Resulta muy duro, no te digo que no se pueda hacer, yo lo hubiera hecho un año o dos más. La Sexta noche, es solo un día, tengo que estar hasta las tres de la madrugada, pero el resto de días son muy normales.

¿A nivel familiar compensa?

-Por supuesto, mis niñas ya no son bebés y puedo estar con ellas con la cabeza despejada. Tener el lunes y el martes también me compensa. ¿Perder los sábados? Lo hablamos en familia y decidimos el cambio. Estamos juntos en esto mi marido y yo. Él también es periodista de televisión, nos conocimos en TV3, y sabemos cómo va este trabajo. Todos los horarios tienen algo, pero el de Buenos días, Madrid es extremadamente difícil.

Va a un programa cien por cien político y la situación en estos momentos si hablamos de política a veces es de risa, a veces es de llanto y cabreo absoluto.

-Totalmente de acuerdo. A mí la política me gusta mucho. Los años que he estado cubriendo este tema en Las mañanas de Cuatro disfrutaba muchísimo. Se trata de asistir a un juego de estrategias todo el rato en el que llegas a decir: Pero ¿qué hacen estos? Se están olvidando de las políticas y de los ciudadanos, solo están a los juegos por el poder. Aun así, sigue siendo apasionante.

La política se ha convertido en un partido de tenis dialéctico entre todos sus agentes. ¿Dónde queda el servicio al ciudadano?

-Eso es lo que yo digo. Si los precios del alquiler están caros, se tiene que solucionar con política; si es una cuestión migratoria, lo mismo. Desde hace unos años la política se ha convertido en algo que interesa a todos...

¿A todos los que se quieren dedicar a la política o a los ciudadanos?

-A todos los ciudadanos. Calculo que desde el año 2012, hablamos del final de la primera parte de la crisis, los recortes llevaron a las mareas de protestas ciudadanas; en el 14 y en el 15, vimos la eclosión de nuevos partidos; las elecciones repetidas; en el 17, Cataluña; en el 18 la moción de censura... Yo creo que estos temas generan mucho interés en la gente y también en mí como periodista.

¿Cree usted que volveremos a vivir la situación de 2016?

-¿Una repetición electoral? Todo apunta a que sí. Me gustaría poder opinar lo contrario. Me gustaría que los ciudadanos pudiéramos evitarla por el coste que tiene y por el sinsentido que supone. Si nosotros hemos votado en unas elecciones una composición del gobierno que indica que nuestros políticos tienen que entenderse porque no hay una mayoría absoluta, ahora nos obligan a votar de nuevo como si la ciudadanía lo hubiera hecho mal...

¿Un sinsentido democrático?

-Lo es porque el sistema parlamentario lo permite. Lo que tendrían que hacer los políticos es entenderse. No nos pueden tener votando hasta que salga alguien con mayoría absoluta, eso ha cambiado, no va a ocurrir. No quieren entender esa parte y nos arrastran a votar. La repetición de las elecciones no es una buena noticia, pero creo que es una noticia que vamos a tener que dar, ojalá me equivoque.

Además, será unas elecciones en las que habrá que votar a los mismos candidatos del 26 de abril.

-Es que es eso, el 26 de abril ya les votamos y dijimos cuál iba a ser la composición. Hay una mayoría de izquierdas. Si hay una mayoría de izquierdas, tiene que haber un acuerdo. Tiene que haber un acuerdo que permita gobernar. Se repitieron las elecciones de 2015 en el 16 y fue una legislatura muy difícil. Después llegó la moción censura ...

Y hubo un acuerdo entre partidos de izquierda y nacionalistas.

-Sí, pero ha sido un gobierno muy difícil porque con 85 diputados no se podía sacar adelante prácticamente nada adelante, lo único que se sacó fue lo del salario mínimo. Hay una evidente falta de estabilidad para sacar adelante las leyes que los ciudadanos necesitamos. Vamos a ver si impera la cordura y se ponen de acuerdo.

¿Importan ahora más lo sillones que las necesidades de los ciudadanos que les votan y también les pagan?

-Da esa sensación, ¿no? Ahora mismo, con la foto de hoy, esa es la sensación que dan los políticos.