Bilbao - Amable, extrovertido y muy alejado del divismo. Está emocionado con cada uno de los personajes que ha interpretado. Ahora le toca promocionar En el corredor de la muerte y lo hace absolutamente convencido de la inocencia de Pablo Ibar.

¿Ha sido difícil asumir el personaje de Pablo Ibar para hacer una miniserie?

-Nunca pensé en si iba a ser fácil o difícil. Hice dos pruebas. La primera, la mandé desde Los Ángeles. El director mostró interés en unos cuantos actores y nos pidió que le mandáramos una prueba porque nos quería conocer. La segunda, volé a Madrid e hice una prueba de cuatro horas y media en Lavapiés.

La historia de Pablo Ibar no le es desconocida a nadie, pero ¿conocía el libro de Nacho Carretero, ‘En el corredor de la muerte’?

-Sí, había leído el libro de Nacho y había visto vídeos de Pablo, pero no tenía una opinión definitiva sobre el caso.

¿Quiere decir que no estaba seguro de la inocencia de Pablo Ibar?

-Bueno? Pensé: “Si me dicen que sí a este personaje, me voy a tomar un tiempo para ver si creo en la inocencia de Pablo y quiero meterme en este proyecto”. Tuve varias conversaciones con Ramón Campos (de la productora Bambú) y con Nacho Carretero.

¿Le costó mucho decidir?

-No. Hubo una cosa que colmó el vaso, ya había visto todas las vicisitudes que se habían dado, todas las irregularidades. Hubo algo que me llamó mucho la atención, todos los forenses faciales hablaban del frontal de la cara de Pablo y la del asesino. Veían diferencias: una cicatriz en la cara, la mandíbula más ancha de uno que de otro, la nariz? Pero hay una cosa que todavía me llamó más la atención, en una foto que le mandó una forense a Nacho Carretero y le habló de las orejas de Pablo: él las tiene especialmente metidas hacia dentro y en la foto del asesino se ve que tiene las orejas grandes y despegadas.

¿Se quedó convencido al 100%?

-Hay imágenes que son tan conclusivas y tan determinantes de la inocencia de Pablo que fue lo que me hizo decir: “Hasta aquí hemos llegado, quiero contar esta historia y voy a por todas”.

¿Es el personaje más dramático que ha interpretado?

-Lo es. Desgraciadamente es un personaje real y su vida está llena de injusticias. En otros personajes, he interpretado vidas muy dramáticas pero nunca serán ni de cerca como meterme en la piel de Pablo Ibar. No tienen para mí la responsabilidad que significa interpretar a un personaje que está vivo.

¿Ha conocido a alguien de su familia?

-No. Cuando me confirmaron el proyecto, pedí verle a él y me dijeron que estaba en prisión preventiva y que solo podía ver al abogado. Después, estuve preparando con mi madre las preguntas que le quería hacer a la familia, pero ella me hizo una reflexión interesante. Me dijo que quizá era muy osado querer hablar con una familia en unos momentos en los que se jugaban la inocencia y la vida de su hijo, estaban en pleno juicio. Así que decidí no invadir un momento de su vida que imagino que estaba siendo muy duro.

¿Lo va a intentar?

-Sí. Me gustaría conocer a Pablo y decirle que creo en él.

Si no hubiera creído en su inocencia?

-No hubiera aceptado hacer En el corredor de la muerte sin creer absolutamente en la inocencia de Pablo Ibar. Hay dos cosas por las que yo me significo en este proyecto: estoy en contra de la pena de muerte y creo en la inocencia de Pablo.

Cambiemos el rumbo. ¿Le siguen llamando ‘El Duque’ por la calle?

-Hay veces que sí, sobre todo en España?

¿Y no está un poco hasta las narices de que le llamen así?

-Pues no. ¿Por qué? Todo lo contrario, me hace mucha ilusión. De hecho, he leído un personaje que me recuerda mucho a El Duque y lo quiero hacer porque estoy seguro de que me lo puedo pasar muy bien y puede ser muy divertido de interpretar.

¿Lo quiere hacer o se lo han propuesto?

-Bueno? Me lo estoy pensando, pero estoy seguro que voy a decir que sí.

Pues ya me contará.

-Te lo contaré, te lo contaré, pero no ahora. No se puede hablar de lo que solo son proyectos.

Parece algo más que un proyecto porque ya se está relamiendo.

-Ja, ja, ja... No insistas. Pero creo que va a ser muy divertido.

Vale. De todas formas, la época de ‘Sin tetas no hay paraíso’ no daba la sensación de que fuera para usted un paraíso, incluso llevaba guardaespaldas para protegerse de la legión de fans que tenía.

-Pero eso solo ocurría en momentos determinados, en eventos, pero no era tan dramático como tú lo pones o como lo pusieron en aquella época. Hay ocasiones en las que las cosas parecen más grandes de lo que son. Mi impresión es que fue un fenómeno muy bonito?

¿Bonito o agobiante?

-Bonito. Es bonito sentir el cariño de la gente. Fue un fenómeno también inquietante, no agobiante, por lo fuera de juego que te puede pillar que todo cambie de repente. Esa popularidad surgió de la noche a la mañana, pasas de ser un desconocido?

A convertirse en un actor al que muchos y muchas consideran súper atractivo y objeto de deseo.

-Ja, ja, ja? No te pases. En serio, hay cosas que no cambian, pero otras sí. Dejas de ser voyeur para sentirte constantemente observado cuando sales a la calle. Con el tiempo recolocas todas las piezas y sigues con tu vida, aunque al principio te sientas sorprendido. Me siento muy agradecido. Por lo que sucedió entonces he tenido oportunidades como ésta. Sin tetas no hay paraíso me aportó una gran experiencia y llegado hasta aquí, hasta trabajar En el corredor de la muerte.

¿Qué le ha aportado esta miniserie?

-Trabajar dentro de un equipo en el que todos creíamos en la misma causa, a todos nos unía que creíamos, que creemos, en la inocencia de Pablo. Y esta oportunidad me ha llegado porque en su día fui El duque de Sin tetas no hay paraíso.

¿Como ‘30 monedas’, la serie de HBO que dirige Álex de la Iglesia?

-Trabajar con Álex de la Iglesia es otra de esas cosas que pasan y que no sabes cómo has llegado hasta ella. Es un director que tiene un nivel de voltaje alucinante, es un animal sin límites, es muy entrañable y es muy divertido rodar con él. Es un proyecto que mezcla el terror, el costumbrismo y tiene toques de suspense.

Usted es el ingenuo alcalde de la historia.

-Sí, pero es mucho más. Es una interpretación de la Biblia y un análisis de quiénes fueron los traidores o cómo fueron esos traidores y a lo mejor no lo fueron tanto. Detrás de toda esta historia hay algo que me seduce mucho y tengo muchas ganas de ver el resultado final. Voy viendo planos y secuencias que nos enseña él y me está encantando. Pienso que la gente lo va a disfrutar y se va a entretener mucho. Esta serie es Álex de la Iglesia en estado puro, en 30 monedas está al rojo vivo.

¿Y cómo ve la película de ‘Velvet’?

-Creo que es un capítulo hecho como película para los fans y reúne todas las cualidades de entretenimiento para que la gente lo pase bien. Nos reúnen a todos los personajes que hemos pasado por la serie y tiene unos ingredientes que siempre son atractivos: amor, comedia y enredo. Está muy conseguido el guion y la gente va disfrutar.

¿Había pensado alguna vez cuando era niño en la posibilidad de ser actor?

-Nunca, es algo que apareció en mi vida de una forma bastante espontánea y que empezó a cobrar sentido según iba estudiando. Yo de pequeño quería ser tenista.

Pero una lesión?

-Voy a acabar con esa leyenda. La gran verdad es que me di cuenta de que nunca conseguiría ser un tenista destacado.

Si mira Internet y la Wikipedia verá como explican su lesión.

-Cierto. Pero no es así. Mis aspiraciones en el tenis eran más altas que mis habilidades.

Ha rodado con Almodóvar, ha estado en la serie estadounidense ‘Sense8’, en ‘Narcos’, ahora ‘En el corredor de la muerte’, con Álex de la Iglesia? ¿Se imaginaba que todo esto le podía suceder cuando en 2004 comenzaba a hacer teatro? ¿Era su sueño?

-Cada uno de estos proyectos que he hecho pueden ser el sueño de cualquiera, pero nunca me lo podía haber imaginado. Hace poco mi madre y mi hermana me preguntaban en una comida algo similar. Joder, claro que no podía pensar en ninguno de estos proyecto, Sin tetas no hay paraíso fue mi primera sorpresa. Me gusta mucho lo que me ha pasado.

¿Se acuerda de los inicios o han quedado enterrados por los éxitos?

-Eso nunca, siempre los recordaré. Tú de repente llegas a casa un día y dices: “Quiero ser actor”. Y se quedan con la boca abierta.

¿Oposición?

-Mis padres siempre han sabido que cuando me pongo a una cosa, lo hago con mucho interés. Quizá les podía parecer caprichoso, pero sabían que en el camino me iba a dejar la piel. Cuando llegué a lo conclusión de que quería ser actor, justo terminaba Fisioterapia? Gracias a Dios, mi padre aún estaba vivo cuando trabajé con Almodóvar o cuando me llamaron las hermanas Wachowski para Sense8. Pienso que, en cierta forma, estuvo orgulloso de mí y de haberme permitido ser actor. Mi familia me ha apoyado siempre y me ha obligado a tener los pies en el suelo todos los días.