bilbao - La actriz vasca Itziar Ituño vuelve a estar al frente del reparto junto a Álvaro Morte, el Profesor. Ituño regresa a esta ficción bajo el nombre de Lisboa y deja atrás a Raquel Murillo, la inspectora encargada de negociar con los asaltantes a la Casa de la Moneda. En esta ocasión, el objetivo es la reserva de oro del Banco de España. Una vez en el lado oscuro, sigue con el protagonista masculino en el plano sentimental. Está encantada con su personaje y las posibilidades laborales que le ha dado: “Ahora me llaman más, puedo elegir qué trabajo me gusta más y cuál menos. Es un lujazo tener opciones en los tiempo que corren”, asegura.

Esta temporada es usted Lisboa, deja atrás a Raquel Murillo. Se ha pasado totalmente al lado oscuro.

-Exacto. Se veía venir. Raquel Murillo había dejado la Policía, se va a buscar al Profesor a Filipinas y allí se les lía un poco la vida.

¿Se va al lado oscuro por amor?

-Es uno de los motivos, pero no lo es todo. Poner siempre a los personajes femeninos en la tesitura de abandonarlo todo por amor no es lo que más me gusta. Me apetece más pensar que Raquel, además de enamorarse de una persona, también tiene un poco de sentido común y de visión propia de las cosas. Ella se ha ido convenciendo de lo que está haciendo y ve la vida desde otras perspectivas, no solo desde el punto de vista sentimental.

¿Cuestión de negocios?

-Sí, exacto, de negocios. Ja, ja, ja? Llámalo así si quieres. Creo que ella está más convencida que él de lo que están haciendo.

La Casa de la Moneda fue el primer robo, y ¿ahora qué?

-La reserva nacional del Banco de España, el oro. ¡Qué fuerte!

¿Ambiciosa, avariciosa? ¿Cómo es Lisboa?

-Es empática. Ni avariciosa ni ambiciosa. Lisboa es fuerte, pero tiene sus puntos vulnerables porque es permeable.

¿Por empatía se llega a robar el Banco de España?

-Si lo hacen es porque tienen un problema. Sucede algo muy fuerte y todos se vuelven a reunir. No puedo contar mucho más. La cosa es que agarran a uno de ellos, a Río, lo coge la Policía y es el detonante para el resto de la historia. Ella no es ambiciosa, no tiene ni un duro. El dinero es todo del Profesor. Ella ha dejado el trabajo y se ha ido con su madre y con su hija. Ha dejado su casa, lo ha dejado todo.

¿Y dice que no es amor?

-Digo que no solo es amor. Hay algo más, pero no puedo contarlo.

¿Tenía esperanzas de que la serie siguiera tras terminar en Antena 3?

-No me lo imaginaba, la verdad. Cuando nos avisaron que la compraba Netflix, no sabíamos cómo iba a funcionar. Habíamos visto cuando se estrenó en Antena 3 que estuvo bien, pero tampoco fue un bombazo. Era una historia que empezaba y acababa. Pero cuando nos empezaron a llamar uno por uno y a decirnos que había una tercera temporada para Netflix pensamos: ¿Cómo lo van a hacer? No sabíamos por dónde iban a tirar, la historia estaba cerradita a cal y canto.

Para eso están los guionistas, ¿no?

-Exacto. Las cabezas de Álex Pina y compañía se pusieron en funcionamiento y han dado con otro argumento potente.

¿Cómo ha sido el rodaje de esta tercera temporada?

-Menos a contrarreloj. No es que haya sido tranquilo, siempre hay unos plazos, pero ha habido tiempo para hacer más planos, hacíamos menos secuencias al día y se cuidaban más los detalles. He vivido este rodaje con menos estrés. La primera temporada fue tremenda, nos dejamos la piel. En esta también, pero con otro ritmo; ha sido mucho más llevadero, al menos para mí.

Una serie que sigue tras haber ganado el Emmy Internacional...

-Cuando nos enteramos nos pareció alucinante. Te pone encima una responsabilidad impresionante. Hemos hecho una tercera parte, estamos rodando la cuarta y tenemos que dar la talla. Da un poco de vértigo.

¿Qué van a atacar en la cuarta temporada tras haber desvalijado la Casa de la Moneda y el Banco de España?

-Ja, ja, ja? No te lo puedo contar. Estamos grabando. Ahora estoy en Madrid, hasta mediados de agosto.

¿Le ha permitido esta serie hacer otros trabajos?

-Sí. Esta serie y otros trabajos me han dado un nombre, me han llegado más ofertas y puedo elegir.

Vaya lujo, ¿no?

-Uffff. Es algo que a mí no me había pasado en años. Es un privilegio muy grande en esta profesión. Poder elegir qué cosas quieres hacer y cuáles descartar es un lujazo en los tiempos que corren y tal y como está el trabajo actoral hoy en día.

No se puede quejar de cómo le está yendo.

-En absoluto. Después de Loreak tuve un momento de parón, un año, no tenía nada. No me quejo, el tiempo que llega de relax lo aprovecho para viajar, descansar y estar con la gente, la tengo más abandonada.

Todo el verano en Madrid?

-Es terrible, hace un calor que se derrite el asfalto. Nos ha tocado rodar en medio de olas de calor y bien abrigados, con ropas de invierno. Nos mareábamos. Es un horror, cómo echo de menos mis playas de ahí arriba.

Le dan papeles muy fuertes siempre.

-Y a la vez tienen su punto vulnerable. Eso me gusta mucho. Son mujeres fuertes pero que tienen sus debilidades, que tiran hacia delante, son muy humanas. No sé por qué, pero me ven ese perfil.

Y le ven cara de autoridad: la comisaria Beitia en ‘Goenkale’ y la inspectora Murillo en ‘La casa de papel’.

-Ja, ja, ja? No sé qué será, el corte de cara, la mandíbula, la nariz, la voz grave. Me ofrecen mujeres con autoridad, pero no me quejo. Me gusta.

¿No le apetecería hacer un personaje romanticón y dulce?

-Si está bien escrito, lo haría. Variar es bonito. Estoy a gusto. Ahora que puedo elegir algo más, me gustaría hacer comedia. Es un género en el que no he ahondado mucho y me parece un reto. En teatro he hecho algo más de comedia, pero siempre mucho drama. Debo de llorar muy bien. Para mí, la comedia es la madre del cordero.

Los últimos años ha habido denuncias de muchas actrices sobre acoso sexual en el trabajo. ¿Se ha visto en alguna situación similar?

-No, en ese sentido, no. Sí que me he sentido un poco desautorizada o no escuchada. He defendido alguna postura o característica de algún personaje y no se me ha hecho caso y ha llegado algún compañero hombre y a él sí se le ha escuchado. ¿Acoso? Bueno, alguna experiencia desagradable sí que tuve en su día.

¿Por ejemplo?

-Que te toque una escena de desnudo y que con ella hagan el cartel de la película, una escena que era anecdótica. Me pilló muy jovencita y nadie me consultó. Lo que es acoso de alguien que abusa de su poder para intentar?, no. Pero sé que a muchas compañeras les ha pasado.

Sigue faltando mucho para la igualdad.

-Sí que falta. Vamos poco a poco. Nos falta llegar a esos lugares donde se toman las decisiones, tener espacios de autoridad? Los que están ahí siguen teniendo la sartén por el mango y organizando todo. Queda también pendiente que nos descodifiquemos nosotras de ciertas conductas aprendidas y que aún no nos hemos quitado de encima. Tenemos que mostrar o convencernos de que la vida es otra cosa y que las mujeres damos mucho más de sí, infinitamente mucho más de lo que nos han contado.

¿Qué compraría en la realidad con todo el oro que ficticiamente se van a llevar del Banco de España?

-Trataría de abrir una compañía eléctrica?

¿De verdad?

-Con paneles solares, de energías renovables, con sistemas que no depreden tanto el mundo y olvidarnos un poco de otras energías; por ejemplo, la energía nuclear me da muchísimo miedo.

Seguro que algo le sobra, ¿algún capricho para usted?

-Con lo que me sobre igual me daba una vuelta al mundo, me pegaría un año sabático. Eso sí, daría la vuelta al mundo con la mochila.