1Ni una cosa, ni la otra. Se puede pensar en una burbuja porque todo ha ido muy rápido en los últimos dos o tres años, pero hay que pensar que la forma de producir y distribuir de las plataformas aún están en pañales. No nos ha llegado ni la plataforma de Apple ni la de Disney. Tampoco diría que es una Edad de Oro porque hay muchas series buenas, pero también muchas del montón. Muchísimas.

2Alguien afirmó el otro día que decir que hay saturación de series sería como decir que se publican demasiados libros. En parte, estoy de acuerdo, pero sí hay una obsesión por la novedad y el consumo compulsivo que crea cierta ansiedad. Me pasa que si veo un episodio piloto de una serie y no me gusta, siento alivio, porque no estaré enganchado a algo que me puede llevar siete temporadas.

3Sí, en el Estado, salvo casos muy excepcionales, era imposible producir una comedia de 25 minutos, tenían que durar 70. Y eso es destructivo para el género cómico, por ejemplo. La duración importa menos porque no estás sujeto a la programación. También diría que el riesgo de las series de plataforma ha llevado a las teles convencionales a producir series más arriesgadas a su vez, como Fariña o La casa de papel.

4Ya lo tienen. Creo que la mayoría de festivales de cine hacen bien en incluir series en su programación. Cannes ya lo hizo con Sorrentino, el Zinemaldia estrena un par al año. Otra cosa es que compitan con largometrajes.

5El episodio semanal sigue teniendo fuerza, aunque ya la mayoría de las series se cuelguen de golpe. No sé qué serie será, ni idea, pero la habrá.

6Prefiero hablar de las infravaloradas. Por ejemplo, Matar al padre, de Mar Coll, una serie de Movistar+ muy poco vista y que me parece de lo mejor.

7Me gusta mucho Fleabag, que es una comedia muy sórdida y triste.