Los robos que se registran en el Estado en viviendas y negocios están cercanos a los 300 al día, una cifra que representa un importe medio de lo sustraído de cerca de los 1500 euros. En épocas vacacionales es cuando muchas personas se plantean recurrir a las sistemas de seguridad que ofrece el mercado, medidas que representan un obstáculo frente a aquellas viviendas o locales que no disponen de este tipo de mecanismos y que pueden intimidar al ‘amigo de lo ajeno’.

Para conocer las opciones que tiene el cliente es recomendable conocer las bases de un sistema anti-intrusión, que se apoya en tres aspectos: control, detección y aviso. Estos tres elementos no deben fallar, ya que a través de ellos se optimizará de manera eficiente y efectiva la seguridad del hogar o empresas ante situaciones de intrusión y riesgo. El procedimiento en el caso de querer instalar una alarma o sistema anti-intrusión, apuntan desde Aime Seguridad, suele ser el siguiente. Un experto en seguridad se persona en las instalaciones que se quieran proteger, revisa el inmueble, determina cuáles son las zonas a proteger y las medidas y sensores más adecuados para hacer que el recinto esté protegido. Una vez hecho esto se instalará el equipo, se comprobará que funciona correctamente, se explicará el funcionamiento al cliente, se resolverán dudas y, por supuesto, se conectará a una Central Receptora de Alarmas o CRA.

Este último paso es muy importante, ya que una Central Receptora de Alarmas tiene el cometido de recibir las señales que emite el sistema integral de seguridad, durante las 24 horas de día los 365 días al año. Cada vez que se produce una incidencia, la alarma envía una señal a la central, desde allí los operadores de la central comprueban lo que está ocurriendo, analizan la información y se activa, en caso de ser necesario, un protocolo de seguridad.

El protocolo de seguridad suele estar consensuado con el dueño de la alarma (llamar a policía, servicios de seguridad privada, servicios de emergencia...) y en todo momento se informará al propietario del inmueble. Esta función es fundamental para ofrecer un servicio eficiente al usuario de alarmas y que esté informado de forma clara y constante de lo que pasa en su hogar o en su negocio.

En definitiva, una CRA es la central de control de los sistemas de alarma contratados por el cliente y se encarga de recibir y analizar los saltos de alarmas y las incidencias de las mismas. Gracias a la CRA se garantiza el buen funcionamiento de la alarma y que su uso sea totalmente efectivo.

En cuanto a los elementos a tener en cuenta en los sistemas de seguridad integrales, hay que hablar en primer lugar del panel de control. Se puede decir que es el administrador del sistema, dónde se recibe las señales de los controles y los sensores periféricos. Cuando el panel de control tiene la información, la manda a la Central Receptora y allí será minuciosamente analizada por los operadores de la CRA.

El segundo elemento clave son los sensores y detectores de la alarma. Hay muchos tipos de detectores, pero los más comunes son los de movimiento y los de cámara. Con estos últimos y si son de tipo IP se podrá ver en todo momento y siempre que se tenga conexión a Internet lo que está pasando en la casa o en el negocio las 24 horas del día.

Junto a ellos, existen otros que también es interesante tener en cuenta. Las sirenas suelen ser de una gran potencia acústica y permiten alertar a viandantes y vecinos del salto de alarma; los carteles de alarma disuasorios, como bien indica su nombre, son carteles de la empresa de seguridad contratada que señalan que en esa propiedad hay instalada una alarma; y por último, las barreras automáticas para proteger el acceso o control a una finca, urbanización, nave industrial, y entornos rurales o industriales.

Gracias a todas estas soluciones o sistemas integrales de seguridad y a la conexión permanente a una CRA es mucho más difícil engrosar la fatídica estadística de robos en viviendas y negocios.

Técnicas más habituales que utilizan los ladrones

Tampoco está de más conocer las técnicas que utilizan los ladrones para cometer este tipo de delitos, ya que con esta información se pueden poner soluciones. La primera de ellas es aplicar el sentido común: cerrar bien puertas y ventanas, echar bien la llave y no dejarla puesta... pero, por supuesto, si se quiere evitar que entren en el hogar lo más conveniente es contratar un sistema integral de seguridad basado en un sistema de alarma cableado.

El robo por ventana es una de las formas más ‘clásicas’ y antiguas de allanamiento, mientras que el impressioning es la técnica a través de la cual el ladrón introduce una lámina especial de aluminio en el interior del bombín. Una vez se introduzca la llave en la cerradura se crea un molde de la misma, lo que permite a los ladrones entrar en el hogar o en el negocio sin ningún tipo de cortapisas. Es un método de robo muy limpio y difícil de evitar si no se dispone de un sistema de seguridad habilitado, ademas deja pocas pruebas.

Bumping es una de las técnicas más utilizadas, que consiste en introducir una llave maestra en el bombín y una vez dentro golpear la llave con un martillo. Al hacerlo, el bombín salta pudiendo entrar el ladrón en la vivienda o el negocio.

Otro método que utilizan los ladrones es por medio de un imán cuando las llaves están puestas. Con un potente imán se da la vuelta a la llave hasta abrir la puerta y así poder entrar en el inmueble.

Uno de los más tradicionales y clásicos es meter una ganzúa por la cerradura y así abrir la puerta y también del método del resbalón, que consiste en meter una lámina de plástico (la típica radiografía) para abrir la puerta cuando no se ha echado la llave.