Decíamos que la etapa con final en Plateau de Beille era un día clave y así ha sido por cómo se estaba desarrollando el Tour. La segunda jornada en los Pirineos ha sido determinante para lo que resta de carrera. Pogacar ha sentenciado el Tour al soltar a Vingegaard y lograr una gran renta. En caso de que el danés hubiese recortado algo de tiempo sobre el líder, el Tour podría estar algo más abierto, pero eso no ha ocurrido. Salvo accidente, el Tour es de Pogacar. Eso sí, creo que el Visma al menos lo va intentar una vez más en los Alpes. Es un equipo con las ideas muy claras y van a pelear hasta el final. Lo intentarán. Es admirable cómo están compitiendo tanto Pogacar como Vingegaard. El danés se la ha jugado desde salida para intentar meterle tiempo a Pogacar. A pesar del dominio del esloveno, esa tenacidad es admirable, la de pensar que tu rival puede reventar. Lo que más me ha llamado la atención de su duelo es que Pogacar ha buscado hacer diferencias de verdad desde el comienzo y la capacidad de Vingegaard de luchar contra eso sabiendo de dónde viene. Eso es tener alma de campeón. Mentalidad ganadora. En la primera jornada pirenaica me gustó mucho el planteamiento de UAE pero esta vez me ha gustado más la idea del Visma, de buscar la remontada y jugársela. No han jugado a reservar ni esperar. Tengo claro que el año que viene tendremos un Tour muy emocionante si los dos llegan bien. Eso es fundamental. No hay que perder el foco. Hacerlo sería injusto. Lo que ha hecho Vingegaard ha sido una lección de pundonor. Estoy seguro que el 99% de campeones que hubiesen sufrido la caída del danés no hubieran ido a la salida del Tour. Sin desmerecer en nada a Pogacar, nos queda la duda de si Vingegaard, en plena forma, estaría a su altura o no. Estamos disfrutando de un ciclismo que no hemos visto nunca. Con unas velocidades cuesta arriba que son una pasada. Se está subiendo más rápido que nunca y se están batiendo todos los récords.
El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk