Era gigante y rosa, y le gustaban los bocadillos de chorizo. Era amigo de Don Pimpón y disfrutaba con sus enseñanzas a los niños del barrio. Lucía sus púas con orgullo hasta que para ir a dormir, las tapaba con su pijama a rayas que combinaba con un gorro. Era Espinete, amigo fiel de toda una generación, y de cuya aparición por primera vez en la segunda temporada de Barrio Sésamo acaban de cumplirse ni más ni menos que 40 años.

Nuestro erizo preferido fue una creación de Kermit Love, diseñador de muñecos de la factoría de Jim Henson (y que dio nombre a Kermit, para nosotros la rana Gustavo), a quien TVE encargó crear un animal para la versión española de Barrio Sésamo. Se dio la casualidad de que Love había creado un puercoespín para el programa israelí pero las negociaciones fracasaron y se aprovechó ese modelo para que naciera Espinete. Y así, el erizo, interpretado por Chelo Vivares (mujer del fallecido Juan Ramón Sánchez, el actor que interpretaba a Chema, el panadero), sustituyó a la gallina Caponata, que no había llegado a calar entre el público infantil.

La propia Chelo Vivares declaró que el muñeco creado para el programa israelí “era muy difícil de manipular y mucho más feo. Fui a Nueva York para que hicieran el que salió en TVE. El modelo se hizo dos veces, por el desgaste”. Y si alguien se pregunta como Vivares daba expresividad a Espinete, ella contó que “la boca era como un guante y con el índice movía las cejas o el hocico. Solo podían desarrollar esas expresiones”. Para lograr movimiento, turnaba sus manos. De su boca, con la voz inconfundible de Chelo Vivares, salían cuentos que, con su moraleja final, trataban de inculcar en los más pequeños los valores del aprendizaje, el respeto, el compartir o ayudar a los demás.

Todo esto lo hacía con la compañía de Don Pimpón y sus inverosímiles historias; Chema el panadero, que siempre le ayudaba; Julián, que vendía golosinas; Ana, la amiga de los niños, y la familia de Ruth, interpretada, por cierto, por una Ruth Gabriel todavía niña y que con el tiempo llegó a conseguir un Goya a la mejor actriz revelación por su papel en la película Días contados, de Imanol Uribe.

El éxito de Espinete fue tal que gracias a su buen trabajo, Chelo Vivares se hizo con un TP de Oro en 1984 y, en ese mismo año, leyó el pregón de las fiestas navideñas en Madrid.

Cuando Barrio Sésamo dejó de emitirse y todas estas historias desaparecieron de la pantalla de TVE, Espinete fue a parar a los almacenes de Prado del Rey en donde, entre más de 30.000 piezas, también había vestidos de las azafatas del Un, dos, tres o ropa usada por los presentadores de los informativos. Aduciendo contaminación por amianto, RTVE comenzó la demolición de todos aquellos edificios y todo aquel material, incluido Espinete, desapareció para siempre.