bILBAO - Es serio, es soso, un buenazo mangoneado por mujeres: su madre, su tía y ahora Carmen, la enfermera que ha trastocado el mundo de Iñaki. El personaje que interpreta Jon Plazaola es el vasco callado, sin experiencia en las lides de la seducción y atrapado en Sevilla. Se ríe de un papel que le ha llevado directamente al éxito. Para él, Sevilla tiene un color especial; Carmen, unos ojos que enamoran y con la boca chica dice que tiene ganas de sentir el sirimiri de aquí arriba.
¿Cómo ve a Carmen? ¿Qué es lo que le gusta de ella?
-El carácter que tiene, la fuerza y lo mujer que es. Es un personaje que deja a la mujer en un buen sitio. Es una persona con ambiciones, iniciativa, le gusta tener la sartén por el mango y que no se deja amedrentar por nadie.
Y si hablamos del físico de Carmen, ¿con qué se quedaría?
-Vamos, esos ojos que enamoran a cualquiera.
Dice Carmen que Iñaki es un ‘chochón’.
-Ja, ja, ja? ¿Eso dice? Pues sí, estoy de acuerdo con ella.
¿Había oído aquí arriba esa palabra?
-No. Aquí diríamos que Iñaki es un mozolo, un gorrión? Es lo que es. Pero es normal que Carmen piense de Iñaki todas estas cosas. Ella está acostumbrada al típico andaluz, a Rober, que le agasaja, revolotea, insiste, que toma la iniciativa.
Le gustan más los canallas, ¿no?
-Eso es. Rober lo puede ser, pero Iñaki es todo lo contrario. El canalla, el que tiene labia; Iñaki, lo que es labia, poca.
¿En que se identifica con su personaje?
-En las ganas de vivir. Una vez que se ha asentado y que el entorno le va gustando, tiene ganas de conocer, ganas de vivir, de interactuar. A mí, que he tenido la suerte de poder viajar bastante, siempre me ha gustado conocer modos de vida diferentes. Iñaki, una vez que se le ha pasado el susto, quiere vivir.
¡Vaya mujeres que tiene a su alrededor! Maritxu, su madre, y Begotxu, la tía.
-Jo, de verdad, la ama y la tía son una pasada. Del equipo son a las que más cariño tengo, Ana Gabarain y Maribel Salas me parecen dos actrices de diez. Esa fuerza, esa energía que tienen, cómo la transmiten. Hay gente que se cree que son hermanas de verdad.
¿Caen bien en Sevilla?
-Muy bien, en Euskadi son muy reconocibles porque son la viva representación del matriarcado vasco. Todos hemos tenido una madre que elige los calzoncillos por nosotros, que nos dice qué ponernos. La ama era la gobernanta de la casa del vasco y Maribel y Ane la encarnan a la percepción.
Así que Iñaki como su tío Sabino...
-Ja, ja, ja? ¡Qué bien lo hace Santi Ugalde! Cuando ve a Sabino, a Iñaki le parece que es echar un vistazo al futuro. De repente le hace reflexionar: “Coño, ¿voy a ser un Sabino toda la vida o es hora de tomar las riendas?”
¿Cree que hay muchos ‘Sabinos’ y muchos ‘Iñakis’ en Euskadi?
-Sí, sí, sí? Yo conozco a muchos. La ficción se ve superada por la realidad. Aquí me dicen: “Está un poco exagerado”. Yo les digo que no, la realidad supera esta ficción con creces. Suelo animarles a que den un paseo conmigo por Euskadi, les llevo a cuatro pueblos y flipan.
¿Cómo se va a declarar Iñaki?
-¿Tú le ves capaz de hacerlo? A Iñaki hay que darle un empujón siempre.
Vamos, que va a volver a Euskadi igual...
-¿Y quién te dice que va a volver? Ya se verá. Si Iñaki se tiene que declarar, le va a costar la vida. Es algo nuevo para él. No está acostumbrado a declararse él, ni a que se le declaren. Aunque le hagan señales con código morse, Iñaki no lo pilla.
Pues vaya soso que es usted, ¿no? -Yo no, Iñaki, soy un diseño de los guionistas. Ja, ja, ja? ¿Tú me ves así de soso?
No lo sé. ¿Sevilla tiene un color especial?
-Lo tiene, estoy enamorado, es una ciudad maravillosa. Mi apartamento está a cinco minutillos del plató y eso no se paga. Voy al trabajo con una sonrisa en la cara todos los días. Es increíble: el río, los barrios, Triana, todo; Sevilla sí tiene un color especial.
¿Y cómo lleva lo de ‘la calor’?
-Uff, uff, uff? si estoy deseando ir para allí arriba es por tener algo de sirimiri cerca. ¡Qué calor! Esta semana no tanto, pero la anterior fue terrible.
¿Le reconocen por la calle? ¿Quién es usted, Jon o Iñaki?
-Me llaman de todo, sobre todo Iñaki o el de Allí abajo. Está siendo totalmente nuevo para mí, pero muy bien. Me preguntan si de verdad soy vasco.
¿Qué dice?
-Que no, que soy de Sanlúcar de Barrameda.
¿Se lo creen?
-Algunos dicen: Sí, claro, de Sanlúcar. Yo les digo: “No, joder, que soy de Donostia, que soy guipuzcoano”. Yo cuando vivía en Madrid era como si me oliesen, al kilómetro decían: “Hostia, ya viene el vasco. Pero si soy un vasco de manual, tengo unas manos enormes, las cejas?”