bilbao - Atleta y modelo antes que actriz, Vanesa Romero (Alicante, 1974) considera que toda experiencia vital ha sido necesaria para desarrollar su verdadera pasión: la interpretación en todas sus vertientes.
Una farsa disparatada y divertida, así se describe ‘Misión Florimón’. ¿Qué destaca de la obra?
-Fue un éxito muy grande en Francia, por eso se adaptó aquí. Cuando el espectador va a ver Misión Florimón no para de reírse, se lleva todo al extremo. Esta obra está dirigida por Yllana, que tiene un humor al estilo Monty Python; lo llevan todo al extremo más clown de cada uno. La obra es una locura, enmarca muchos tipos de humor; desde el más inteligente hasta el más rudo.
¿Hay alguna diferencia respecto a la versión francesa?
-La obra francesa no la he visto, pero sé que ha habido algunos cambios. Aquí está todo en la época de Carlos II y ahí era la Francia del siglo XVI.
En esta ocasión trabaja con Yllana, una reputada compañía. ¿Impone?
-Sí, siempre he sido fan de Yllana. He visto muchos de sus espectáculos. Cuando me llegó esta obra y me dijeron que estaba dirigida por Joe O’Curneen, me lancé de cabeza. En esta obra no puedes quedarte corto, tienes explorar otros registros.
Dice haber descubierto una gran pasión por el teatro, ¿tanto como para plantearse dejar la televisión?
-No, tanto la televisión como el cine o el teatro llevan a lo mismo: la interpretación, que es lo que me gusta. En la televisión todo es mucho más rápido; empiezas por una secuencia, retomas, paras, luego vas a otra secuencia... no hay un orden cronológico. En el teatro es diferente; empiezas de principio a fin, sabes cómo va a acabar y tienes tu tiempo para ensayar.
¿Su trabajo en el mundo de la moda ha funcionado como trampolín o ha sido un obstáculo para dedicarse a la interpretación?
-Ha sido un proceso más. Soy lo que soy gracias a lo que he vivido. Actualmente estoy trabajando en la colección de otoño-invierno de mi propia firma, Namdalay. Todo suma. Cuando estás delante de una cámara, posando o desfilando, no dejas de interpretar. He descubierto que mi verdadera vocación es la interpretación y ahora estoy centrada en ello.
Muchos de sus seguidores no conocerán su pasado como atleta...
-El atletismo me ayudará el resto de mi vida. Cuando uno practica un deporte de élite aprende a ser constante, a tener fortaleza, fuerza, disciplina... En el camino hay veces que dan ganas de tirar la toalla, pero se ha de recoger y seguir adelante.
Dice ser muy perfeccionista, ¿lo vive como un defecto o como una virtud?
-He conseguido dominarlo, sé hasta qué punto puedo llegar y hasta que no lo consigo no paro. Pero tengo mis límites, si veo que no hay salida daré 25 vueltas para llegar hasta donde quiero estar. Creo que es bueno ser perfeccionista, te ayuda a superarte día a día para mejorar.
Dentro de poco comienza la nueva temporada de ‘La que se avecina’, ¿ya tiene fecha de emisión?
-Oficialmente no nos han dicho nada. A través de las redes sociales Telecinco ha comenzado a anunciar que en septiembre arrancamos. Eso sí, la temporada está quedando fantástica. Es la octava y eso en televisión es muy complicado. Afortunadamente, el público la sigue queriendo y ahí estaremos hasta que así sea. En FDF se emite constantemente y la gente sigue viendo las repeticiones.
¿Esperan seguir manteniendo los buenos datos de audiencia?
-Eso nunca se sabe, es como una lotería. El público es el que manda, pero ojalá. Cuando ruedas un capítulo, el equipo está al 100% para que quede lo mejor posible y el día de la emisión el resultado sea el esperado.
¿Está pendiente de las audiencias?
-Cuando trabajas en televisión el día después de la emisión te fijas. Forma parte de nuestro trabajo.
¿Qué puede adelantar de la próxima temporada?
-Poco... No nos dejan contar mucho. Lo que sí puedo adelantar es que, hasta el capítulo 103 que estamos rodando ahora, los guiones son estupendos y cada día se van superando. Piensas que las ideas se agotarán, pero siempre hay sitio para cosas distintas.
¿Encontrará Raquel, su personaje, la estabilidad en el amor?
-Le van a pasar muchas cosas, se verán diferentes facetas suyas. Estará metida en todo el fregado de la comunidad y el espectador la verá en situaciones nunca antes vistas.
¿Tiene algo en común con ella?
-Cuando uno se pone en la piel de un personaje siempre pone cosas suyas. Eres tú quien le da la manera de caminar, de expresarse... Aunque en un momento dado no pienses igual que el personaje, sí que hay cierta afinidad. Raquel siempre ha creído que existe el príncipe azul, ya veremos qué ocurre esta temporada...
¿Teme que terminen encasillándola dentro de la comedia?
-No, para nada. Me he dedicado principalmente a la comedia, a sacar mi parte más gamberra, algo que es muy satisfactorio y me ha enganchado. En su momento también hice un drama, Entre dos reinos, donde interpretaba a una esquizofrénica, y también me gustó. Pero la vida me ha puesto en el camino la comedia. Si en un momento dado me ofreciesen un papel distinto, estaría encantada de afrontarlo.
¿Estaría dispuesta a un cambio de imagen drástico si un papel se lo requiriese?
-Sí, de hecho cuando hice la película Entre dos reinos tuve que cambiarme el color de pelo, pero no me importó. Cuando eres actriz el cuerpo es un instrumento más, si el papel lo requiere es lo que hay que hacer.