bilbao. Cuando empezó nadie daba un duro por él y su programa. El humor de El hormiguero no responde a un programa al uso. La audiencia se tenía que poner las pilas para coger el tranquillo a lo que Pablo Motos y su cuadrilla, hormigas incluidas, querían ofrecer. Dijeron que sólo un año. Probar y marchar; dejar a los espectadores con la miel en la boca. No ha sido así, llevan cinco temporadas, un tiempo que el presentador ha vivido de forma muy intensa y que le ha obligado a arrinconar otras actividades muy importantes para él; la radio es una de ellas.
Cuando empezó en Cuatro dijo que sólo iba a hacer una temporada.
Llevamos cinco. Pero volvemos al principio; creo que esta es la temporada en la que ya acabamos para siempre. Pero, seguramente para ti, ya no tengo ninguna credibilidad. Es posible que si el programa va bien, el año que viene me volverás a hacer esta pregunta.
¿Puede hacer un balance de estos cinco años?
Si tuviera que resumir cinco años te diría que han sido de una intensidad parecida a si hubiera vivido veinte. Por eso necesito no estar mucho más tiempo en televisión, porque sólo tengo un cuerpo. Pero han sido cinco años deliciosos, he conocido a gente interesantísima y donde muchas veces he superado las mejores expectativas de mis mejores sueños.
¿Qué se imaginaba en sus mejores sueños?
Cuando me imaginaba en mis mejores sueños que yo era un presentador de televisión, jamás pensé que en el primer programa de esta temporada iba a tener a Will Smith, Jackie Chan, a la mujer de Smith y a su hijo.
Superar su mejor sueño le ha obligado a dejar de lado a uno de sus amores, la radio.
Claro, es una enorme pena, pero no se puede hacer todo.
Cuando empezó con El hormiguero
Por lo visto no he parado de mentir. Menos mal que no soy presidente de gobierno porque seguro que si le entrevista tú le pillas en más mentiras que a mí.
Seguro.
La radio me parecía imposible dejarla y ahora el hacer un programa diario de televisión me lo impide. Es como si hubieses dejado a tu mejor novia y sabes que es con ella con quien te gustaría volver algún día. Pero la vida en este momento me lleva adonde estoy. No sólo hago un programa, tengo una productora. Ahí fuera hay doscientas cincuenta personas que viven de esto y tenemos varios programas de televisión.
Todo un empresario.
¡Tanto como eso...! Aquí ando, atropellado por las circunstancias.
Me imagino que además se está haciendo de oro.
Algo de dinero voy ganando, pero debo mucho. No sé cómo lo hacemos, la mía es una productora que siempre está a punto de ganar dinero y cuando llega ese momento nos metemos en otro lío, en otra inversión… De todas formas, cuando sepas de alguna persona que tiene una empresa y gana mucho dinero me lo cuentas.
Quien debe mucho es porque tiene crédito en el sector bancario.
De momento no suenan las alarmas cuando entro en mi banco. Vamos caminando, me va bien y creo que tengo las necesidades básicas bien cubiertas. Además, hacemos una cosa creativa, da trabajo a mucha gente y todo con una sonrisa. No me puedo quejar y no me puede ir mejor.
Lista de espera para ir a su programa de público.
Ahora son tres meses…
Son ustedes como…
No lo digas, no llegamos a ElBulli. Pero no creas que me gusta, por la calle me riñe todo el mundo: Oye, que he llamado a tu programa y aún no me han avisado. Es lo que oigo todos los días. Como público caben cien personas y hay mucha gente que quiere ir al programa.
No hay famoso internacional que se les resista.
Eso es una exageración, no es cierto, pero te lo agradezco. Hemos tenido la potra que, de pronto, unos famosos de Hollywood les dicen a otros que si vienen a Madrid pasen por El hormiguero. Entonces, si vienen y han decidido hacer platós, sólo hacen uno, El hormiguero. De eso a que aquí vienen todos los que nosotros queremos hay mucha diferencia.
¿Qué les da?
Los tratamos bien, intentamos que se diviertan y luego hacemos un show; y eso lo valoran ellos en positivo. Valoran que hagamos cosas nuevas, que intentemos hacer algo diferente, cosas peligrosas y que pueden fracasar en directo. Mucha gente habla de que deberíamos hacerlo en Estados Unidos.
En Hollywood se le abrirán las puertas de todas las mansiones de los ricos y famosos, ¿no?
Si voy a Hollywood no me conoce ni el "tato" y si fuera por la calle seguro que me detendrían: allí sólo va la gente en coche. Uff, sólo de pensarlo me pongo cardíaco.
¿Sigue tan hipocondríaco como siempre?
Se me va pasando, ya no lo soy tanto como hace años, no compro tantas cosas…
Las parafarmacias llorarán su ausencia.
Deben de haber ganado conmigo mucho dinero. He comprobado que la mayoría de las cosas no funcionan…
¿Qué toma ahora?
Más zumos que vitaminas en pastillas.
¿No le estresa hacer un programa en directo de lunes a jueves?
Es muy estresante, es imposible de explicar. Pero también hay otras profesiones que son muy estresantes y nadie lo dice.
¿Me va a hablar de la mina?
No. Pero me parece estresante la gente que opera en un quirófano cada día de la semana, los anestesistas que se vuelven medio locos del nivel de estrés que tienen porque si se pasan pueden hacerle una avería a cualquier persona. Hago un trabajo muy estresante, pero los hay mucho peores.
¿Vive bien el ser conocido por la calle?
Soy una persona sociable. Voy más despacio que antes. Si hace cinco años me costaba media hora ir a un sitio, ahora me cuesta una hora: te paran, te hablan, te haces fotos… Esto es depende de cómo te lo plantees. Si te parece un tostón, cada vez que abres la puerta de tu casa estás sufriendo. Si te lo planteas de que hay una persona a la que la vas a hacer súper-feliz por firmarle algo, por charlar un rato, darle un beso o hacerte una foto con ella, pues entonces te parece súper-bien. Miras a la gente que se va sonriendo después de haber estado contigo y te sientes bien.
Ningún problema para usted.
Sí, uno, cuando tienes prisas: llego tarde siempre.
¿Se vivía mejor en el anonimato de la radio?
Sí y no. En algunas cosas vivo mejor ahora con mi popularidad.