El director académico del Máster en Nutrición de Precisión y Epidemiología Nutricional, Edwil Fernández Cruz, de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) ha puesto el acento en el peligro del azúcar oculto en alimentos que se consideran saludables, como zumos y 'smoothies'.
Entre el 18 y el 24 de noviembre se celebra la Semana de Concientización sobre el Azúcar, una campaña internacional que busca poner en agenda las consecuencias del consumo excesivo de este ingrediente en la dieta diaria.
Bollería, chucherías y refrescos incorporan más azúcar de la que necesitamos, pero también hay "productos que intentan parecer saludables, como los lácteos o los panes, pero presentan lo que se conoce como azúcar oculto".
Mirar las etiquetas
Se trata de un azúcar "que no parece muy evidente pero que si nos vamos a la lista de ingredientes podemos observar" que tiene una presencia muy alta, ha relatado este experto en una entrevista, en la que ha incidido en dos parámetros: la presencia de azúcar en el alimento y la frecuencia con que se consume.
"Cuando vemos que hay un alimento que, por cada cien gramos, tiene un diez por ciento de azúcar, o sea, más de diez gramos, ya tendríamos que estar planteándonos si la frecuencia puede ser habitual", ha señalado.
Este experto, por tanto, ha invitado a "mirar las etiquetas y comprobar el porcentaje de azúcar que tiene el alimento por cada cien gramos" pero, también, "la frecuencia de consumo", porque "igual por un consumo puntual no tenemos que estar tan pendientes".
El ser humano está preparado para asimilar el azúcar. Sin embargo, "hoy en día hay una metabolización trampa, porque estamos rodeados de productos que nos están ofreciendo unos niveles más altos de los que nuestro cuerpo está preparado".
El riesgo en tres tipos de azúcar
En este punto, Fernández Cruz se ha detenido en explicar que hay tres tipos de azúcar. Está el intrínseco, que está en la propia matriz alimentaria y que nosotros tenemos que liberar con el proceso de digestión (presente en frutas, verduras como la calabaza o los cereales integrales).
En segundo lugar, está en el que se añade en un proceso en el que se libera ese azúcar y le ahorramos a nuestro cuerpo el digerirlo (lo podemos encontrar en la miel, los zumos de frutas o los smoothies).
Por último, está el azúcar añadido, que no está presente en una matriz alimentaria y lo añadimos en el proceso industrial de elaboración del alimento.
A los nutricionistas, ha relatado, los que les preocupan son el añadido (presente en todos los ultraprocesados) y el que está liberado, que forma parte del "azúcar oculto".
Azúcar oculto
"La persona no es consciente de que lo está ingiriendo e incluso lo puede ver dentro de un alimento que considera saludable", ha dicho citando el pan de molde, la miel o las salsas industriales.
También los zumos, "que siempre los vemos que, como proceden de una fruta, son saludables" pero tienen un proceso que hace que "la cantidad de azúcar sea superior", además de que "estamos quitando la fibra", con lo que estamos dando a nuestro cuerpo el azúcar "en una bandeja de plata para que nuestro metabolismo empiece a funcionar".
"Cuando nosotros absorbemos una cantidad de ese azúcar libre, o añadido, que está súper disponible nuestro cuerpo lo metaboliza de una manera muy rápida y empieza a funcionar todo el mecanismo de la insulina; empezamos a tener peligro", ha contado.
Por tanto, "si esa ingesta es muy elevada puede llegar a haber un daño hepático, lo que se conoce como hígado graso, una patología que está elevando su prevalencia".
Esto es aún más grave en la infancia, "ya que estamos predisponiendo a nuestro cuerpo a que pueda padecer enfermedades crónicas".
Con los alimentos que tienen el azúcar libre (se incluyen los 'smoothies' o batidos) "lo que estamos haciendo es liberar de esa matriz alimentaria el azúcar".
Por tanto, "incorporarlo de una manera habitual a la dieta no es una ventaja si no está acompañado de productos con fibra". También hay que tener en cuenta el gasto de energía que hace la persona que lo consume (si es sedentaria o hace deporte).
"Si lo tomamos una vez a la semana, o dos veces al mes, no debe representar un problema porque lo importante es cuidar de la dieta habitual y la gesta habitual que tengamos de azúcares", ha concretado
Mecanismos de recompensa
Por otro lado, cuando tenemos un exceso de ingesta de azúcar, ha relatado Fernández Cruz, "notamos un aumento de los ciclos de comida". Tras las comidas, nos vuelve a entrar hambre antes.
El azúcar, por tanto, "no lo vamos a considerar una droga pero sí activa los mecanismos de recompensa, que ayudan a liberar dopamina y esa sensación de satisfacción es adictiva".
Por tanto, tenemos hambre en periodos más cortos y podemos llegar a una situación de aumento de peso, problemas dentales y resistencia a la insulina (diabetes tipo dos).
El problema, ha visto, es que hoy en día hay "facilidad de acceso a información" y, como consecuencia, "nos están bombardeando con mensajes dicotómicos" que nos hablan de alimentos como saludables pero que, en realidad, no deberían tomarse con mucha frecuencia.
Zumos o 'smoothies' no deberían tomarse todos los días y eso, a los nutricionistas, les preocupa "muchísimo porque hace que se introduzcan alimentos que pueden tener efecto a largo plazo como la diabetes".
"Si lo unimos a que no estamos activos tenemos una bomba de relojería", ha resaltado.