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La joya oculta de la sandía, según Boticaria García

La divulgadora reivindica el valor nutricional de una zona que casi siempre acaba en la basura

La joya oculta de la sandía, según Boticaria GarcíaPexels

La sandía es uno de los alimentos estrella del verano. Refrescante, hidratante y dulce, es difícil imaginar una nevera sin una rodaja roja y jugosa durante los meses de calor. Sin embargo, según explicó la divulgadora Boticaria García en una reciente aparición televisiva en el programa "Zapeando", hay una parte de la sandía que sigue siendo una gran desconocida para la mayoría: la franja blanca que separa la pulpa roja de la corteza verde.

“Esto que lo solemos tirar… es una joyita nutricional oculta”, dijo, mientras mostraba una sandía en directo. Esa zona, que mucha gente considera insípida y prescindible, contiene propiedades que la hacen interesante desde el punto de vista alimentario.

 Es más dura, menos dulce y bastante olvidada. Técnicamente se encuentra entre el endocarpio (la parte comestible que todos conocemos) y la corteza verde. En muchas casas se tira sin más, porque no sabe a nada o porque se asocia con sandías de peor calidad.

Sandías de rayas

De hecho, la propia Boticaria recordó un comentario habitual: “La sandía está mala cuanto más blanco tiene”. Y añadió con ironía: “Pues no, lo blanco no es malo. Lo blanco está lleno de cosas buenas”.

Una bomba de nutrientes

Lo que explica la divulgadora tiene base científica. La parte blanca contiene citrulina, un aminoácido que ayuda a mejorar el flujo sanguíneo y a reducir la fatiga muscular. No es algo nuevo y ya hay estudios que relacionan su consumo con beneficios para el sistema cardiovascular y el rendimiento físico.

Además, aporta fibra, vitamina B6, potasio y agua. No tiene el sabor dulce del centro de la sandía, pero sí tiene valor nutritivo. Y, en un momento en el que se habla cada vez más de reducir el desperdicio alimentario, mirar hacia esta parte olvidada cobra más sentido que nunca.

Un nuevo recurso en la cocina

Hoy, esa parte blanca se puede reaprovechar fácilmente. Desde incluirla en batidos hasta hacerla encurtida o salteada, hay formas de integrarla en la cocina sin grandes complicaciones. El sabor es neutro, así que se adapta bien a mezclas dulces o saladas.

En varias cocinas de Asia, como la china o la vietnamita, la parte blanca de la sandía se utiliza en recetas. Se incorpora a salteados, sopas y guisos, donde cumple una función similar a la de otras hortalizas por su textura y capacidad para absorber líquidos. También se prepara encurtida con vinagre, sal y especias, y se sirve como acompañamiento. En Japón, existen versiones de "tsukemono" que incluyen esta parte, y en la medicina china se relaciona con efectos para reducir el calor corporal. En estos contextos, su consumo forma parte del uso completo del alimento.

Tsukemono de Sandía Japonés

La parte blanca de la sandía no es la más sabrosa, pero sí puede ser útil. Y si además ayuda a tirar menos y a aprovechar mejor lo que ya compramos, mucho mejor. A veces, lo que siempre vimos como “lo que sobra” resulta ser precisamente lo que nos faltaba.