Ducharnos es uno de los hábitos incluidos en nuestra rutina diaria de higiene. Para ir a trabajar, de compras, al colegio o a la universidad nos duchamos, ya sea porque sudamos mucho o porque nos produce placer. Lo cierto es que ducharnos con frecuencia puede afectar nuestra salud, sin que seamos consciente de ello.

¿A quién no le gusta la sensación de quedarse bajo el agua de la ducha con los ojos cerrados un buen rato después de un largo día de trabajo o de estudiar para los exámenes? Es muy agradable, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda ducharse 5 minutos máximo, por lo menos 2 o 3 veces por semana y con agua tibia para no dañar nuestro cuerpo con los químicos del champú o del gel de baño.

Durante la ducha hay que lavarse lo indispensable como las axilas, partes íntimas, los pies y las ingles para no generar mal olor. La OMS también argumenta que, por un lado, no debemos ducharnos durante mucho tiempo por el tema de ahorro de agua y la sostenibilidad; y, por otro lado, si alargamos el tiempo de la ducha, podemos eliminar bacterias y microorganismos que protegen nuestra piel, provocando la aparición de piel seca, irritada o con picor generando infecciones o reacciones alérgicas.  

Mujer sacándose el champú en la ducha Freepik

“No estamos obligados a lavarnos a diario de pies a cabeza”, explica Marie Jourdan, dermatóloga y miembro de la Sociedad Francesa de Dermatología (SFD). Por más que nos guste una ducha larga y caliente, esta puede crear sequedad y dermatitis. Además, el agua con la que nos bañamos, tiene sales y otros químicos, lo que puede causar nuevos problemas de salud. De hecho, un estudio de la Universidad de Harvard afirma que el sistema inmune necesita de cierta suciedad para crear anticuerpos protectores, por lo que cometemos un grave error duchándonos todos los días, sobre todo con jabón. Si vas a utilizar jabón, lo ideal sería usar uno neutro y sin perfume.  

Pero, ¿existe una ducha perfecta? Esta cuestión es sin duda engañosa porque como tal no existe la ducha perfecta, simplemente hay que saber cómo bañarse adecuadamente sin dañar nuestra piel. Esto quiere decir que, si vas a tomar una ducha, esta debe ser rápida (menos de 10 minutos), hay que saber regular el agua (lo ideal sería ajustar su temperatura entre los 35 y 37 grados porque ducharse con agua muy caliente puede congestionar nuestra circulación y, en cambio, el agua fría, puede aliviar el dolor si tenemos varices). Es mejor enjabonarse con la mano que con cualquier otro producto porque es más natural, sencillo y eficaz de manejar. Además, evitamos el riesgo de padecer severas lesiones con la esponja si tenemos manchas o alguna otra peculiaridad en el cuerpo.

Mujer usando un jabón en la ducha Freepik

Según la Fundación Aquae, una ducha de cinco minutos conlleva un gasto de agua de 10 litros, lo mismo que suele beber una persona en 50 días. Esto significa que se gastan 20 litros de agua por cada minuto que pasamos en la ducha. Es más, el agua de la ducha no es lo único que se gasta en casa, sino también el inodoro y la lavadora.

Además, los países donde más se duchan como México, en primer lugar, con un 75,3%; Colombia y España, en segundo lugar, con un 71,4%, y Australia, en tercer lugar con un 65,8%, desperdician el agua bañándose durante más de 20 minutos.