ESTA psicolingüista de 29 años se marchó de Bilbao hace seis años para ampliar horizontes profesionales. De momento, no le ha salido nada mal. Porque la deustoarra acaba de ser incluida en la lista Forbes 30 under 30 de Ciencia, que reconoce a los treinta jóvenes menores de treinta años con mayor proyección en este campo en todo el mundo. Y ella ha sido una de las elegidas entre la friolera de 15.000 candidatos. En su viaje al centro del lenguaje, Esti Blanco-Elorrieta está cursando el último año de su doctorado en Neurociencia Cognitiva en la New York University (Estados Unidos), universidad a la que accedió con una beca de la Caixa.

La investigadora trata de revelar la estructura cerebral de las personas bilingües, es decir, cómo se comunican unas zonas del cerebro con otras, permitiendo que los individuos que hablan más de un idioma puedan ceñirse a hablar uno u otro, o mezclarlos. "La idea es entender por qué un bilingüe es capaz de cambiar de un idioma a otro con facilidad, y a la vez si tiene que hablar solo en un idioma, cómo puede dejar el otro de lado y que no le cause ninguna interferencia", dice Blanco-Elorrieta en un perfecto castellano desde Nueva York sin dejar escapar palabras en euskera, inglés o alemán, idiomas que también domina.

Gracias a esta investigación, ha conseguido el reconocimiento de Forbes que le da acceso a una red de contactos y una financiación al alcance de muy pocos. "La mención es un orgullo y un reconocimiento que nunca hubiera podido imaginar. Me da mucha fuerza para seguir adelante con mi trabajo", señala contenida.

La lengua materna de Blanco-Elorrieta es el castellano pero su formación es euskaldun ya que estudió en la ikastola Lauro y además es graduada en Euskal Filologia por la Universidad de Deusto. "Mi idea cuando entré a Euskal Filologia era entender desde un punto de vista neurolingüístico cómo funcionan los idiomas, pero en realidad la carrera estaba más enfocada a enseñar euskera y literatura. Por eso después de acabar, cursé un máster en Neurociencia Cognitiva del Lenguaje por el Basque Center on Cognition, Brain and Languages (BCBL), en Donostia". Mientras se decidía por el tema del doctorado, permaneció dos años en la New York University en el campus de Abu Dhabi como asistente de investigación. Con lo cual, aparte de los cuatro idiomas que maneja con soltura, posee nociones de árabe.

Sus estudios resultan reveladores y derriban algún que otro mito. "La principal conclusión es que hasta ahora existía el concepto erróneo de que cambiar de un idioma resultaba dificultoso para tu cerebro. La mayoría de las teorías estaban desarrolladas a partir de ahí. Pero mi doctorado concluye que este cambio no conlleva ningún coste asociado y que el esfuerzo viene derivado de que se trate de algo impuesto, o de que el contexto sea demasiado exigente. Entonces sí puede haber un coste. Pero es el mismo que si tú estás usando la mano derecha para hacer algo y de repente te obligan a usar la izquierda", explica de manera accesible.

También analiza qué sucedería en caso de accidente cerebro-vascular. "Actualmente no sabemos por qué cuando una persona bilingüe sufre un derrame, un idioma queda mucho más dañado que el otro, o los dos por igual, o uno se pierde por completo y el otro permanece inalterado. Pero si desarrollamos una teoría más profunda de cuál es la interacción de los dos idiomas en el cerebro, deberíamos ser capaces de desarrollar teorías de recuperación más efectivas", destaca.

De momento esta prometedora científica y lingüista no piensa en volver a Euskadi. "De visita, sí, claro. Habitualmente voy dos veces al año fijo, o tres, si alguna amiga se casa", confiesa. "Porque a nivel personal el País Vasco es lo más, pero a nivel profesional, la vida laboral no tiene comparación. Al final, allí la investigación no está tan valorada, mientras que aquí, te facilitan todos los recursos para desarrollar tus investigaciones", dice vía telefónica desde Nueva York.