Los estudios psicológicos realizados a El Ponchis, conocido como El niño sicario de México, dicen que es incapaz de sentir culpa. Quizás por eso, cuando fue detenido el 2 de diciembre junto con sus dos hermanas en el aeropuerto Mariano Matamoros, contó como si nada que había degollado a varias personas y matado a cuatro que aparecieron decapitadas y sin genitales colgando de un puente de Cuernavaca. El niño sicario explicó que había cometido esos crímenes por encargo de una célula del cártel del Pacífico Sur.

Edgar tenía 14 años al ser detenido en esa ciudad del centro de México. El martes pasado, después de nueve días de testimonios y acusaciones de 43 testigos, Edgar Jiménez Lugo fue condenado a tres años de cárcel, la pena máxima que rige en el estado de Morelos para un adolescente, "por delincuencia organizada, homicidio, portación de arma de uso exclusivo del ejército, secuestro y posesión de marihuana y cocaína". Su historia criminal empezó a los 11 años. Según su propio relato, hombres al servicio del cártel del Pacífico Sur lo "levantaron" (secuestraron) y el líder de la célula, Julio de Jesús El Negro Radilla, no le dio opción: "Si no trabajaba, me iba a matar".

Desde un tiempo antes de su captura circulaban historias sobre un niño sicario que aparecía en vídeos torturando a víctimas y en fotos posando con armas junto a sus secuaces. El Ponchis se convirtió en el más famoso de los niños y adolescentes mexicanos reclutados por los cárteles. El diario San Diego Union Tribune reconstruyó sus orígenes. Se supo así que nació el 6 de mayo de 1996 en esa ciudad estadounidense y que en el hospital detectaron que tenía rastros de cocaína en la sangre. Los padres eran adictos y los seis hijos terminaron en casas de acogida.

de california a méxico Un tiempo después la abuela consiguió la custodia. La mujer falleció en 2004 y la familia terminó por desintegrarse. Edgar era ya un niño difícil y fue expulsado de la escuela en varias ocasiones. Desde San Diego (California) lo mandaron a México a vivir con unos familiares y no pasaron muchos años antes de que se convirtiera en delincuente.

Los investigadores estiman que en México hay actualmente unos 20.000 menores de 18 años en las filas del crimen organizado, si bien estos datos son solo estimaciones. Unos 4.000 menores han sido detenidos por delitos federales desde 2006, una buena parte por vínculos con los cárteles. "Generalmente son chicos que están fuera del sistema educativo, con redes comunitarias y familiares frágiles y también es muy frecuente que alguien de su vínculo familiar cercano esté implicado", explicó a DPA el director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), Juan Martín Pérez García. Los jovencitos, víctimas de la "narcoexplotación" según Pérez García, constituyen un desafío para el sistema penal mexicano porque al mismo tiempo que son casi niños pueden matar sin piedad.

En Nuevo León, un estado del norte del país donde se ha disparado la violencia, han surgido iniciativas para aumentar las penas de prisión para los menores de 18 años. "Para un adolescente, para un niño, elevar los tiempos de cárcel es quitarle la posibilidad que tienen de insertarse de una manera distinta a través de redes sociales positivas", afirmó el director de Redim.

Durante el juicio oral al niño sicario declararon más de 40 testigos en su contra. Nadie se presentó a hablar en su descargo. En menos de tres años estará libre porque ya cumplió siete meses detenido. "Aunque sea difícil de asumir y reconocer, hay que tener en cuenta que este niño Edgar es también un niño víctima", dijo Pérez García.