Unas 41.500 personas han participado este jueves en las manifestaciones independentistas de la Diada convocadas por la ANC y otras entidades en Barcelona, Girona y Tortosa, frente a las 73.500 que salieron a la calle el pasado 11 de septiembre.

Según datos de las diferentes policías locales, en Barcelona se han concentrado 28.000 personas —casi la mitad de los 60.000 de 2024—; en Girona, 12.000 —casi el doble que los 6.500 del año anterior—; y en Tortosa, 1.500 —frente a los 1.200 del pasado año—.

En la Diada de 2024, las entidades también convocaron marchas en Lleida, con 3.000 asistentes, y en Tarragona, con 2.800 participantes. En Barcelona, marcada este año por la amenaza de lluvia, se ha registrado la asistencia más baja desde la etapa del procés, excluyendo los años de pandemia.

Altercados antes del inicio en Barcelona

Un grupo de cinco encapuchados ha quemado una bandera española minutos antes de comenzar la manifestación en la capital catalana, organizada por ANC, Òmnium Cultural y otras entidades.

Los encapuchados, vestidos de negro, desplegaron rápidamente la bandera frente a la cabecera de la marcha en Pla de Palau, donde estaban presentes el presidente de la ANC, Lluís Llach, el de Òmnium Cultural, Xavier Antich, y el del Consell de la República (CdRep), Jordi Domingo, entre otros.

Tras prenderle fuego, abandonaron el lugar, y un voluntario de la ANC retiró los restos de la bandera calcinada.

Llamamiento a desobedecer la sentencia del TSJC

Durante el acto, las entidades independentistas, entre ellas ANC y Òmnium Cultural, llamaron a desobedecer si se aplica la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) que afecta al uso del catalán en las aulas.

"Si el Estado y sus tribunales quieren imponernos esta sentencia, desobedezcamos en las aulas, desobedezcamos en la calle y en las instituciones, porque ningún juez nos debe decir en qué lengua tenemos que hablar ni qué lengua tenemos que tener. ¡Ningún juez!", proclamó Llach, encargado de leer el manifiesto consensuado entre las entidades.

Entre gritos de “ahora y siempre, escuela en catalán”, los asistentes reclamaron a las instituciones que no permitan que "la obsesión de una juez dinamite" el modelo educativo catalán, aunque el propio Llach ha reconocido que no tienen muchas esperanzas de que se atienda su demanda.