En el PP son muy conscientes de que no pueden quemar los puentes en la relación con Vox a escasas semanas de las elecciones municipales y autonómicas tras las que todo apunta a que los populares y la extrema derecha compartirán un buen número de gobiernos en las instituciones que surjan del 28-M.

Es por ello que Alberto Núñez Feijóo no quiere ser excesivamente beligerante con sus futuros socios en la moción de censura encabezada por Ramón Tamames que se debatirá en el Congreso de los Diputados antes de la convocatoria electoral.

En esa línea, el presidente del PP ha dado la orden al Grupo Popular en la Cámara Baja de optar por la abstención ante esta iniciativa, y no se moverá de dicha postura a pesar de las presiones de otras formaciones para que se sume al bloque del no.

Antes incluso de que Ramón Tamames sonase como candidato independiente de Vox para la moción de censura, el líder del PP anunció que su formación se abstendría, moviéndose así del no de Pablo Casado en la anterior moción, una decisión en la que es clave la nueva relación con los de Santiago Abascal.

Una máxima inspira a la actual dirección nacional del PP: no entrar en el juego de la moción planteada por Vox. En ese objetivo se enmarca la decisión de Feijóo de no acudir al hemiciclo para seguir el debate, que el PP descalifica como un “show”, un “espectáculo” o un “teatrillo”.

También en esta meta encaja la estrategia del PP de adoptar un perfil bajo y dar la callada por respuesta tanto a Vox, que se reivindica como la única oposición a Pedro Sánchez, como al presidente del Gobierno español, que acusa a Feijóo de aproximarse a la formación de Santiago Abascal.

Génova denuncia que esta moción de censura, que no tiene los votos para prosperar, es una pérdida de tiempo en la que Vox solo persigue un objetivo partidista, el de recuperar foco, a pesar de que el peaje es dar un “balón de oxígeno” y salir al “rescate mediático” de un Gobierno “en llamas” y cercado por polémicas.

Las contundentes críticas del PP a la moción de censura no se traducen, sin embargo, en un voto en contra, pese a que algunas voces consideran esta como la mejor opción. Ese no implicaría alinearse con el bloque de investidura del Ejecutivo y pondría fin además a una etapa de mejora de las relaciones con Vox, en vía muerta con Casado y que Feijóo se ha encargado de normalizar.

Porque el no de Casado en la moción presentada por Vox en octubre de 2020 y su duro discurso contra Abascal generó aplausos en la prensa, pero hubo dirigentes en el PP que lo consideraron un error, porque implicó ir al choque frontal con un partido fronterizo, con el que se disputan electorado y mantienen alianzas.

“Parece que les da igual”

Por su parte, en Moncloa critican la indefinición de Feijóo y le acusan de ponerse de perfil ante los ataques a la democracia de Vox. De esta manera, ayer el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, opinó que la abstención del PP en la moción de censura “significa que le da igual” y se preguntó si a los populares les da igual “que España sea una democracia o que todo el mundo pueda defender sus ideas”.

Durante su intervención en un foro económico en Toledo, Bolaños reiteró su petición al PP para que vote en contra de Tamames. “España es una gran democracia y la ultraderecha, lo único que puede traer es el mal al país”, advirtió el ministro, antes de constatar la “falta de autoridad” de Feijóo en su partido.