EL 26 de octubre de 2017, a las 12.11 horas, Gabriel Rufián tuiteaba el siguiente mensaje: 155 monedas de plata. En plena convulsión tras el 1-O, insinuaba directamente que Carles Puigdemont se iba a comportar como un traidor si finalmente convocaba elecciones y desistía de declarar la secesión unilateral. Bíblicamente, como cuando Judas vendió a Jesús por 30 monedas de plata. El ahora president en el exilio no dio ese paso sino todo lo contrario. Ayer miércoles, el portavoz de ERC en el Congreso, al rememorar ese episodio, cruzó el Rubicón y soltó que “el tarado es quien proclamó la independencia, no quien publicó un tuit”. El descalificativo al máximo referente de Junts no solo recrudece las complicadas relaciones entre ambas fuerzas soberanistas, sino que obligó a Pere Aragonès a llamar al orden al dirigente de su partido. Rufián acabó marcándose una disculpa al estilo emérito: “Me he equivocado con unas declaraciones muy desafortunadas. Pido disculpas a quien se haya podido sentir ofendido, empezando por Puigdemont, Aragonès y Junqueras. Creo que se podía explicar de maneras muy diferentes y yo lo he explicado de la peor manera. O sea que perdón”.

Con JxCat sopesando plantear a sus bases si rompe la coalición de gobierno, la desautorización del president no es baladí y no deja en buen lugar a Rufián, acostumbrado a airear sus pensamientos enervando a la bancada posconvergente. “No solo no estoy de acuerdo con estas palabras, sino que discrepo absolutamente, no las comparto en ningún caso y estoy convencido de que tendrán una explicación o una corrección”, le emplazó Aragonès después de la entrevista que su pupilo ofreció al programa Planta Baixa de TV3, donde Rufián vino a reconocer que su famoso tuit fue “una cagada”. “Decir que no la has cagado alguna vez en la red es mentir”, admitió, y a renglón seguido se salió del tiesto al reseñar que “no obstante, decir que por un tuit mío se proclamó la independencia de Catalunya es de tarado”. Es más, acabó yendo más lejos al asegurar que, en cualquier caso, “el tarado es quien la proclamó”.

En directo, el presentador le señaló: “Acabas de hacer un tuit, matiza si quieres”. A lo que Rufián añadió: “No, no, un placer”. Durante esa entrevista no rectificó sus manifestaciones, pero sí que lo intentó después. “Hablaba del mantra españolista que dice desde hace cinco años que la independencia de Catalunya se proclamó por un tuit. La idea de que pasó por un tuit y no por la voluntad del pueblo es absurda. Siento si no me he sabido explicar”, expresó en su cuenta de Twitter. Fue a la agencia ACN donde luego se explayó en sus disculpas.

Precedentes

No es la primera vez que se encara de forma contundente a Puigdemont. El 26 de mayo el portavoz republicano finiquitó su intervención en el Congreso con una andanada al presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens. “Deja de ir tanto a Waterloo, anda”, le espetó en alusión a la residencia del expresident de la Generalitat en Bélgica. Sus palabras encontraron respuesta por parte del líder de Junts: “Si la alternativa es ir tanto a Madrid, ya vemos los resultados. Hoy mismo”, tuiteó refiriéndose al acuerdo del Gobierno con el PP para aprobar la ley audiovisual al margen de los republicanos, después de que ERC había condicionado su apoyo a los Presupuestos a esta norma. “Ir a Waterloo a hacer política o a hacer visitas personales solo molestaba a los que quieren aislar y encarcelar. Veo que ahora también molesta a ERC. Me sabe muy mal”, zanjó Puigdemont. Hace solo tres meses Rufián también dio pábulo a una trama rusa del procés acusando al expresident y a su mano derecha, Josep Lluís Alay, de haberse reunido con espías rusos. “Eran unos señoritos que se paseaban por Europa, con la gente equivocada, porque durante un rato se creían James Bond”, aseveró en rueda de prensa en la Cámara baja. Ayer se le calentó la boca justo el día en que recibía el premio al parlamentario 2.0, y el mundo posconvergente se rebeló.

El primero en pronunciarse fue el diputado Jaume Alonso Cuevillas. “Si alguien de nosotros dijera eso de Junqueras, ERC saldría en tromba. Esperamos desautorización y disculpas. ¡Ya basta!”, lanzó. Poco después, el presidente del grupo parlamentario, Albert Batet, interpeló a Aragonès si “seguirá permitiendo estos insultos”. También el portavoz de JxCat, Josep Rius, afeó a Rufián por haber “cruzado todas las líneas rojas” con afirmaciones que “forman parte de una manera de hacer política totalmente menospreciable, inadmisible”. “Desde Junts no caeremos en provocaciones pero pedimos a ERC que cesen todos los ataques contra el president Puigdemont, que es un ataque contra todo el exilio, incluida la secretaria general de ERC, Marta Rovira, y todos los votantes que votaron en el referéndum del 1-O”, advirtió.

De forma simultánea, el exconseller Josep Rull definió lo dicho por el republicano como “arrogante y burdo, como siempre”. El enfado del vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, fue mayúsculo. “Con palabras como estas se constata que Rufián no es digno de Catalunya”, sentenció. Josep Maria Jové, presidente de Esquerra en el Parlament, tuvo que reaccionar rápido y mostrar “todo el apoyo y todo el respeto al president Puigdemont”. Aragonès salió a mediar, y Rufián se tragó lo dicho. Quizás ya tarde.