madrid. El exjefe del aparato militar de ETA Javier García Gaztelu, Txapote, se negó ayer a responder a las preguntas de su abogada y del fiscal durante el juicio que se celebró en la Audiencia Nacional contra él y el ex responsable de cursillos de la organización armada, Juan Ramón Karasatorre, por participar presuntamente en el ametrallamiento de las viviendas militares del barrio donostiarra de Loiola, en junio de 1995.
El fiscal Pedro Rubira y la abogada del Estado elevaron a definitiva su petición de 24 años y 11 meses de cárcel para el exjefe de comandos y Karasatorre, que tampoco realizó ninguna manifestación, por un delito de asesinato terrorista intentado, otro de utilización ilegítima de vehículos a motor con fuerza en las cosas y un último de sustitución de placas de vehículos de motor. "No voy a tomar parte en esto", afirmó Txapote, que también rechazó aprovechar el turno de última palabra.
Acto seguido, el histórico dirigente de la banda Valentín Lasarte, quien desde hace años se encuentra fuera de la organización armada y su disciplina, declaró en calidad de testigo. Lasarte, ya condenado por estos hechos, afirmó que conoce a los dos acusados "de ETA", al tiempo que reconoció que puede ser que en sede judicial les incriminara. "He dejado ETA hace años porque no estaba de acuerdo pero en aquella época era militante y el objetivo era cometer un atentado contra las Fuerzas Armadas", explicó Lasarte, que, sin embargo, precisó que "en principio" la intención no era ejecutar y matar a los moradores de la Residencia de Mandos del Ejército situada en el Paseo de la Hípica: "Era una cosa simbólica".
Ante la Sección Primera de la Sala de lo Penal, el preso, que cumple condena en la cárcel de Langraitz, aseveró que "preparó" el atentado junto a otros miembros del comando Donosti, pero que ahora mismo "no recuerda" qué integrantes participaron en aquella acción. Durante el juicio, que quedó visto para sentencia, declararon varios agentes de la Ertzaintza y de la Guardia Civil que aseguraron que los activistas sí "tenían la intención de alcanzar los objetivos" como puso de relieve el elevado número de casquillos recogidos en el suelo, las fachadas de los bungalows y los vehículos estacionados. "Encontré un proyectil incrustrado en las baldosas de un cuarto de baño", destacó uno de los agentes. Además, un perito del Instituto Armado explicó que analizaron un proyectil incautado en el lugar de los hechos y concluyeron que provenía de un Kalashinov disparado contra una caravana. Según el fiscal, quedó probado que el objetivo de los integrantes del comando Donosti era causar "víctimas" y que utilizaroon para ello un subfusil del calibre 9 mm, Parabellum, y un Kalashinov.
estado de shock Así, el 23 de junio de 1995 robaron un vehículo estacionado en Iruñea y le colocaron matrículas falsas. Dos días más tarde, dejaron aparcado este coche en la zona de Recalde y se dirigieron a pie a una zona de bosque próxima a las viviendas militares. En un punto elevado, a 400 metros de estas residencias, efectuaron varios disparos y los proyectiles alcanzaron una furgoneta, una caravana y cuatro bungalows. En uno de ellos se encontraba la madre de un subteniente que sufrió un shock, al caérsele encima los cristales. Txapote ya acudió a mediados de abril a la Audiencia Nacional para ser juzgado por asesinar a dos guardias civiles en Sallent de Gállego -Huesca- el 20 de agosto del año 2000. La Fiscalía pidió penas de 75 años de cárcel para él.