Bilbao. El chaparrón que provocaron las declaraciones vertidas por Felipe González el pasado domingo se convirtió ayer en un auténtico monzón. Las críticas le llovieron al ex presidente español desde prácticamente todos los frentes tras confesar que, durante su estancia en La Moncloa, tuvo "una sola oportunidad de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA". Es decir, de "volarlos a todos juntos" durante una reunión que iban a mantener en el sur de Francia. Y no sólo eso, sino que, a pesar de decidir no dar esa orden, aún hoy tiene dudas sobre si hizo lo correcto.

Para el PNV está claro: Felipe González ha hecho "un abierto reconocimiento de responsabilidades en lo que al terrorismo de Estado se refiere". Así lo aseguró el presidente del GBB, Joseba Egibar, para quien el ex presidente "despeja la X del GAL y muestra abiertamente el estado de impunidad en el que se movieron los gobiernos socialistas de aquella época". En la misma línea, el presidente del ABB, Iñaki Gerenabarrena, tachó de "absolutamente impresentable" el pronunciamiento de González, que evidencia, según él, "muy poco respeto por los derechos humanos y por los procedimientos democráticos de un Estado de Derecho".

El PP sacó toda su artillería y su secretaria general, María Dolores de Cospedal, sentenció: "Ha aseverado que existió una guerra sucia, que esa guerra sucia se llevaba desde el Gobierno y que el presidente del Gobierno era el máximo responsable". Agregó que a lo largo de los últimos años "ha quedado bien claro que contra ETA no caben atajos porque los atajos son escasamente provechosos y la mayoría de las veces contraproducentes". El líder del PP gallego y presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, instó además al ex jefe del Ejecutivo a "pedir disculpas y no intentar justificar lo injustificable".

"Coherente con la ley" En esta tesitura, el PSOE se quedó ayer solo a la hora de defender a quien ha sido uno de sus líderes más importantes. El presidente del Congreso, José Bono, lo hizo apelando a la trayectoria de González, afirmando que ha sido el "mejor" jefe de Gobierno que ha tenido el Estado español "de la A hasta la X", excluyendo así la última letra del abecedario, que es la que corresponde al apellido del actual presidente, José Luis Rodríguez Zapatero.

Dando por buena la versión ofrecida en El País, el secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, valoró que González fue "totalmente coherente con la ley" en su decisión de no ordenar eliminar a la cúpula de ETA. "Aparece en el titular cuál fue su decisión cuando tuvo dudas. La respuesta que dio creo que fue totalmente coherente con la ley", insistió.

También en auxilio del creador de esta polémica salió el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida. "Para mí, el adversario no es Felipe González ni lo es el PP. Deberían darse cuenta, unos y otros, de que el adversario es ETA y dejar de manipular y de atacar utilizando a ETA unos contra los otros", aseveró, agregando que "el GAL ya se juzgó en su día". Menos magnánimos se mostraron partidos vascos como EB, cuyo portavoz de la Presidencia, Serafín Llamas, emplazó a la Fiscalía General del Estado a investigar el contenido de las declaraciones efectuadas por el ex presidente del Gobierno español, ya que "reconoce tener información" sobre los GAL.

Desde EA, se instó al PSOE a rechazar "la apología que González hace de la guerra sucia". El coordinador de Aralar, Patxi Zabaleta, valoró que el ex presidente "asume su responsabilidad directa en la guerra sucia", y la izquierda aber-tzale oficial criticó "la impunidad con la que el Estado español y sus representantes han actuado".