Europa revalidó la Ryder Cup después de pasar una jornada de individuales con mucho más sufrimiento del esperado tras su clarísimo dominio en los cuatro turnos de parejas. Un putt de Shane Lowry en el 18 ante Henley aseguró el empate y retener la Copa y otro putt de Tyrrell Hatton en el penúltimo partido también en el 18 ante Morikawa remató la faena con el medio punto definitivo tras una jornada en la que los continentales solo ganaron un partido para un marcador final de 13 a 15.
La jornada empezó con medio punto más para los europeos ya que la lesión que impidió jugar a Viktor Hovland hizo que se repartiera medio punto cada equipo. Cuando Young y Rose salieron del tee del hoyo 1, la ventaja era de 12 a 5 para la tropa de Luke Donald. Los estadounidenses salieron al campo casi entregados y eso mismo le liberó de presión y les hizo jugar al nivel que se les supone. Al contrario, como se suponía que una derrota era imposible porque solo necesitaban lograr dos puntos y medio en once emparejamientos, el equipo de Europa se mostró más apagado y, pese a su buen comienzo, la jornada empezó a ganar emoción porque la mayoría de los duelos estaban muy igualados y yendo de un lado a otro.
Jon Rahm salió el sexto en el orden de juego para enfrentarse a Xander Schauffele, un rival siempre duro de pelar. El jugador californiano se llevó los dos primeros hoyos, en el primero por un tripateo del de Barrika, que sin embargo ganó el 5 y el 6 para empatar. El juego de Rahm no estaba al nivel del primer día y medio en Bethpage Black y eso le metió en problemas ante un jugador preciso con los hierros como Schauffele que se anotó el 10, el 11 y el 12 para poner una distancia peligrosa a falta de seis hoyos en el que, en ese momento, era el partido más decantado. Sin finura en los greenes, el golfista vizcaino no pudo aprovechar sus oportunidades y perdió por 4 y 3 en el duelo más claro del día.
Los capitanes, como suele ser habitual, habían puesto a sus pesos pesados en los primeros duelos en busca de alimentar la remontada en un bando o sentenciar pronto en el otro. Rose recuperó tres de desventaja en el 12 ante Young antes de ceder en el 18, lo mismo que hizo Fleetwood ante Thomas en lo que fue la primera derrota del inglés en esta Ryder. A los locales les tenía que salir todo y en ese momento, los que empezaban a tener cara de derrotados eran los europeos y el público se había convertido en un jugador más de los anfitriones.
El primer punto entero de Europa lo logró Aberg ante Cantlay y poco después, Fitzpatrick, que llegó a ganar por cinco a DeChambeau en el hoyo 7, solo pudo rascar medio punto ante DeChambeau, muy valioso en todo caso porque se contaba con un triunfo del estadounidense, que tuvo el mérito de no rendirse como suele hacer. Con seis partidos en el campo, Europa necesitaba medio punto para retener la Ryder Cup y no dominaba ninguno, por lo que todo era posible. En el primer duelo de la historia de la Ryder entre los dos mejores del mundo, Scheffler también derrotó en el 18 a McIlroy y dio su primer punto de la semana a su equipo para apretar aún más las cosas.
Las cuentas estaban claras. Estados Unidos necesitaba ganar los cinco partidos en el campo para recuperar el trofeo. Y apareció Shane Lowry, un tipo que vive la Ryder Cup como pocos, para rescatar el medio punto que necesitaba Europa para retener el trofeo. Quedaban tres partidos para sumar el medio punto para ganar con todas las de la ley y lo logró Hatton en una cita en la que Estados Unidos, al final, tuvo un comportamniento que rozó lo heroico. Y la próxima Ryder Cup se jugará en Irlanda, en casa de Lowry.