Tras el preceptivo abrazo en la red, Madison Keys corrió a abrazarse y a celebrar con su equipo su primer título de Grand Slam mientras Aryna Sabalenka estampó su raqueta contra el suelo y luego ocultó su frustración bajo una toalla. El desenlace de la final femenina del Abierto de Australia sorprendió (6-3, 2-6 y 7-5), pero fue totalmente merecido para la jugadora de Florida tras vencer sucesivamente a las números 2 y 1 del mundo y antes a otras dos jugadoras del Top 10. Keys tenía las claves para destronar a la ganadora de las dos ediciones anteriores, que llevaba veinte victorias consecutivas en el torneo, y las aplicó desde el primer juego para llevarse el mayor triunfo de su carrera cuando está cerca de cumplir 30 años.
La estadounidense forma parte ya de ese grupo de tenistas que ha logrado su primer grande en el Melbourne Park, ocho años después de perder la final del US Open ante Sloane Stephens. “Desde que era muy joven sentí que, si nunca ganaba un Grand Slam, no estaría a la altura de lo que los demás pensaban que debería estar. Fue una carga dura de llevar, pero finalmente llegué al punto en el que estar orgullosa de mí y de mi carrera, con o sin un Slam”, comentó ya como campeona sobre la manera de gestionar esta segunda oportunidad que le ha dado el tenis y que aprovechó con una sólida mentalidad en la pista. “El año pasado empecé a tomarme cada punto de manera individual en vez de entrar en pánico. Sentí que empecé a jugar bien al tenis y a entender cómo funcionaban las cosas cuando no lo estaba haciendo bien”, añadió.
Se planteaba un duelo entre dos jugadoras pegadoras que no ceden un metro en la pista, lo que derivó en una final de alternativas. Keys aprovechó los errores iniciales de Sabalenka, con cuatro dobles faltas, para tomar la iniciativa, conectar golpes ganadores y concederse un margen de seguridad para manejar los nervios, que tenían que llegar. Eso ocurrió en el segundo set cuando la bielorrusa empezó a atinar con el servicio e impuso ese ritmo de bola que la hace incontenible. Todo quedó a la decisión de un tercer set emocionante e igualado en el que Madison Keys no se dejó intimidar, siguió siendo muy agresiva en los intercambios sin esperar l fallo de su rival y aprovechó la primera oportunidad de que dispuso al saque de la bielorrusa para cerrar el partido con una gran derecha. La de Florida admitió que durante el torneo sintió que “podía salir y jugar como yo quería, que me iba a dar la oportunidad de ganar” y confirmó sus expectativas en la semifinal ante Iga Swiatek, que le dio mucha confianza para afrontar el duelo decisivo.
Séptima del mundo
Madison Keys, una tenista siempre fiable en las superficies rápidas, ya tiene su primer Grand Slam, en plena madurez, ”aunque no lo necesitaba para sentir que he tenido una gran carrera”, y asciende al séptimo puesto del ranking mundial. De paso, impidió a Aryna Sabalenka sumar su tercer triunfo seguido, algo que sucedió por última vez en el Abierto de Australia en 1999. “En las finales, hay que ganar o nada, de la perdedora nadie se acuerda. No he podido hacer lo que tocaba, pero tengo que estar orgullosa del torneo que he hecho. Espero volver siendo mejor el año que viene”, concluyó la campeona destronada.