Jabier Baraiazarra no solo es el presidente de la Alianza Internacional de Cine de Montaña (IAMF), sino también el director de un BBK Mendi Film Festival cuya décimo séptima edición arranca este viernes. Apoyado por DEIA, el certamen, que termina el 15 de diciembre, proyectará 49 películas a caballo entre el Palacio Euskalduna y la Sala BBK.

Diecisiete ediciones del Mendi Film. ¿Cuál es el secreto?

—Pasión. Mucha pasión. Nos encanta lo que hacemos y el resultado nos motiva un montón. El cine de montaña lo llevamos en la sangre y, como cada vez las producciones son mejores, el público cada vez está más entusiasmado.

Siempre dicen que la edición actual es la de mayor calidad. ¿A qué se debe está progresión?

—Es gracias a los que hacen las películas. El cine de montaña es un género en auge total y una de las razones es que las vías por las que se llega al público se han diversificado: plataformas, internet, redes sociales, televisiones… Todo suma y hace que la demanda se incremente. Y, cuando eso ocurre, mejora todo.

¿Y qué ha mejorado?

—Hay una generación que empieza a no ser ya tan joven, que hace más de una década que comenzó en esta profesión, conjugando sus habilidades cinematográficas y su conocimiento audiovisual con su talento como atletas de montaña, escaladores, alpinistas, esquiadores… Y eso ha hecho que lo que transmiten enganche más. Ahora se le da muchísima importancia al guion, al cómo contar la historia.

¿Siente que el Mendi Film es en parte responsable de esa mejoría?

—El papel de todos los festivales, no solo del Mendi, es fundamental porque la promoción que se hace desde ellos es lo que hace que se eleve el nivel. El festival es un punto de encuentro de amantes del género, pero es a su vez un punto de partida. Somos el primer test para saber si las obras son del gusto del público y por dónde van a ir las temáticas que le interesan. Así que sí, por supuesto que los festivales tienen bastante culpa del boom del documental de montaña.

Ya llevan diecisiete ediciones. ¿Ha notado algún cambio de tendencia en el gusto del público?

—Lo que he visto es una exigencia mayor porque el conocimiento que tiene el público ahora es tremendo. Está muy, muy puesto. Pero lo que es curioso es que los largometrajes este año son muchos, justo cuando la tendencia es la contrario: lo rápido, lo corto, lo directo. Al público lo que le gusta son las producciones de calidad, da igual su extensión. Si te atrapa, es que es buena.

Han escogido 49 películas para esta edición, pero ha habido muchas peticiones. ¿Se sienten deseados?

—Sí, totalmente. Y eso es indicativo de que el Mendi está arriba. Un indicativo de en qué estatus se mueve un festival es también el número de visitas que recibe por parte de otros festivales; y en este momento el Mendi está en una posición muy importante a nivel internacional.

El premio WOP va para la Federación Vasco-Navarra, por sus 100 años.

—Es un premio a todo el trabajo que ha hecho desde el comienzo. Son ya más de 40 años desde la separación que hubo entre las federaciones por temas administrativos y políticos, pero la labor la han hecho conjuntamente y buscando la colaboración permanente. Les espera un futuro muy próspero.

Siempre ponen en valor las producciones vascas. Este año hay muchas muestras de ello, como el premio WOP o la exposición ‘Tximist 1974’.

—Hay que mostrar obras de casa, exposiciones que muestren la historia de nuestro alpinismo. Porque a veces se traen eventos internacionales olvidando lo que se produce en casa y el Mendi es una ventana para hacer internacionales nuestras historias y producciones. Eso lo tenemos clarísimo, es lo que llevamos fomentando diecisiete años.

Se conmemoran 100 años de la Federación, los 50 de la expedición Tximist… ¿Se han conseguido ya todas las grandes gestas?

—Ambos han sido momentos importantísimos y ahora el planeta está cartografiado de arriba a abajo, es muy complicado vivir gestas como aquellas o como la expediciones de los Iñurrategi. Pero también es función del Mendi hacer pedagogía del alpinismo. Queda mucho camino para valorar con objetividad por dónde hemos andado y por dónde andamos ahora.

La novedad es Gau Magikoa, un espacio destinado a los más jóvenes para educarles en el buen alpinismo. ¿Cómo se les ocurrió?

—Queremos inculcarles lo que hemos mamado de nuestros mayores acerca de los buenos valores del alpinismo y hacerlo de una manera moderna y actual. Entonces nos hemos lanzado a esta nueva ruta con mucha valentía para transmitir esas historias que nos han llevado a soñar tanto.

Igual algún día esos txikis son protagonistas de una película del Mendi Film.

—No te quepa la menor duda de que así será porque esas pasiones por la montaña no nacen a los 30 años. Se llevan en el ADN.