Dijo Rafa Nadal al llegar a Málaga que no podía diseñar ni esperaba una despedida del tenis con final feliz, de esas de película americana, aunque aún podría ocurrir. Si España ganaba el partido de dobles que decidía la eliminatoria ante Países Bajos que aún se disputaba al cierre de esta edición, le tocará ser, en todo caso, un actor secundario porque después de su derrota de ayer por 6-4 y 6-4 ante Botic van den Zandschulp en el primer duelo de cuartos de final de la Copa Davis admitió que “este puede ser mi último partido en individuales como profesional”. De hecho, no dudó en afirmar que “si yo fuera el capitán, pondría a otro jugador”. La decisión de David Ferrer sorprendió a mucha gente y los hechos revelaron de nuevo que una cosa es dar un buen nivel en los entrenamientos y otra, enfrentarse a jugadores que tienen ese ritmo que Nadal ha perdido. 

Era un día de muchos nervios y de mucha emoción en el Martín Carpena y resultó muy optimista confiar en un jugador que llevaba tres meses sin jugar y tenía que reaparecer en la superficie que peor se le ha dado en su carrera, pero el balear, al que se le escaparon las lágrimas en la ceremonia de interpretación de los himnos, trató de afrontar el reto con la mejor voluntad, actitud y empeño. Pero no fue suficiente. Dejó, como en sus anteriores encuentros, varios tantos brillantes que levantaron al público y dieron esperanza, pero le faltó ritmo y “tampoco tenía la agilidad mental para gestionar bien ciertos momentos del partido”. El control del juego fue del jugador neerlandés, que con tiros planos y profundos no se dejó amedrentar por el escenario ni la ocasión y solo dudó con 4-1 a favor en el segundo set. Nadal llegó hasta el 5-4, pero Van den Zandschulp, un témpano en la pista, se mostró firme con su servicio, como durante casi todo el partido, y dio el primer punto a su equipo en un choque que para él también tenía mucha carga emocional. 

“Sabíamos que había un riesgo, pero David (Ferrer) nos había visto entrenar a todos durante la semana y me eligió a mí, pensando puramente en lo deportivo, pero no he podido ganar el punto. A nivel actitud y energía no he fallado, solo no he encontrado el nivel necesario. Llevo mucho tiempo sin competir y he estado mejor en entrenamientos de lo que he estado hoy”, se resignó Nadal, que no quiso ser “demasiado duro conmigo mismo”. “No me ha dado para más. Seguiré entrenando cada día para estar mejor de lo que estuve hoy. Animaré al equipo y ojalá que salga bien. Perdí mi primer partido en la Davis y perdí también el último. Así cierro un círculo”, bromeó. Con su derrota, rompió una racha de 29 victorias consecutivas en individuales en el torneo de países. Fue el partido 1.308 de su carrera y esta vez sí, salvo sorpresa, fue el último.

Turno para Alcaraz

La derrota de Nadal dejó toda la presión a Carlos Alcaraz, que solventó la papeleta ante Tallon Griekspoor (7-6 y 6-3) con un solo momento de apuro, cuando cedió su servicio en blanco para ponerse 4-2 abajo. Pero el murciano, que tuvo que dejar de ver el partido de Nadal “porque me comían los nervios”, recuperó de inmediato la rotura y con un 7-0 en el tie-break le comió toda la confianza a su rival, que se entregó en el segundo set, sabiendo que este resultado no era definitivo. “Era la primera en mi carrera que jugaba un partido con un 1-0 abajo y era difícil en esta Copa Davis. Pero tenía que olvidarme de eso y darlo todo para que España siguiera con opciones”, comentó Alcaraz.

El murciano y Botic Van den Zandschulp repitieron para acompañar a dos especialistas como Marcel Granollers y Wesley Koolhof, respectivamente, en el encuentro de dobles que, como muchas veces en este formato de tres partidos, resultó decisivo para determinar la suerte de la eliminatoria y de Nadal.

Despedida de federer

“¡Qué carrera tan increíble!”

Amistad. Roger Federer dejó una carta de despedida para su gran rival y, sin embargo, amigo. “Me ganaste mucho, más que yo a ti. Me desafiaste de maneras que nadie más podría. En tierra batida, sentí que estaba entrenando en el patio de tu casa. Me hiciste trabajar más duro de lo que jamás pensé que podría hacerlo solo para mantenerme firme y me hiciste reimaginar mi juego”, escribe el suizo. Federer agradece a Nadal la relación que han tenido, incluso a nivel familiar, y recuerda la larga carrera de ambos, “haciéndonos reír, agotándonos mutuamente y, a veces. teniendo que sostenernos el uno al otro en las entregas de trofeo. “Veinte años después tengo que decirte. ¡Qué carrera tan increíble! Has hecho sentir orgullosa a toda España, a todo el mundo del tenis. Tu viejo amigo te estará animando en todo lo que hagas”, remata.