Jon Rahm afronta desde mañana viernes la cuarta cita del LIV Golf en otro campo que nunca ha jugado, el Hong Kong Golf Club. El recorrido chino tiene mucha solera y antigüedad y es sede habitual del Asian Tour, pero apenas la mitad de los 54 jugadores que integran el circuito saudí lo conocen de primera mano. Además, su peculiaridad es que es un campo muy corto, de poco más de 6.000 metros, con calles estrechas y greenes pequeños en el que la precisión en los tiros cuenta más que la distancia. El drive npo será un palo muy utilizado y, en cambio, los hierros y el putt serán determinantes.

Precisamente, el barrikoztarra tuvo un mal fin de semana en los greenes en la anterior parada en Arabia Saudí y eso le privó de estar más cerca de la victoria que ese quinto puesto que obtuvo. Con tres puestos entre los ocho primeros en los tres primeros torneos del año, Rahm quiere romper esa barrera que le separa de la victoria en un campo “en el que meter putts no debería ser un problema. Eso es así en todos los campos del mundo”.

El golfista vizcaino destacó también el valor de su equipo Legión XIII, que no ha podido dar continuidad al triunfo en Mayakoba. Sin embargo, en la rueda de prensa de ayer miércoles el tema principal fue el ranking mundial, para el que los torneos del LIV no computan. Rahm fue muy claro: “Ya pensaba hace dos años que no era un buen sistema y cuanto más tiempo pasa, más equivocados están. Si alguien en este mundo no cree que Joaquín Niemann merezca estar entre los diez primeros o no sabe que es uno de los mejores golfistas del mundo, no sé qué estás viendo. Podemos decirlo. Creo que cualquiera que siga el golf sabe quiénes son los mejores jugadores del mundo y, obviamente, no creo que el ranking lo refleje en este momento”.

La clave de todo es que los majors tienen en cuenta la clasificación mundial para participar en ellos y muchos jugadores andan a la caza de puntos por circuitos menores. Nadie da su brazo a torcer, de momento y mientras no llega el cacareado acuerdo, y tampoco el LIV se aviene a jugar a cuatro rondas, que es el primer requisito que le piden los rectores del ranking mundial.