Pocos triunfos han sido tan bien recibidos y celebrados como el que logró ayer Ashleigh Barty en el Abierto de Australia. 44 años después de que ganara Christine O’Neill, la tenista de Ipswich devolvió el trofeo del primer Grand Slam del año a su país y se consagró como la mejor jugadora, la más completa, del cambiante circuito femenino. Barty es la número 1 del mundo con mucha diferencia con mucha holgura tras conseguir su tercer grande en las tres superficies en que se juega al tenis, algo que entre las jugadoras en activo solo ha conseguido Serena Williams. Tras Roland Garros en 2019 y Wimbledon en 2021, el de ayer fue su título más deseado y, probablemente, el más complicado por la presión que supone lograrlo en casa. Pero Barty la ha manejado perfectamente durante estas dos semanas en las que ha estado en cancha apenas ocho horas en siete choques, no ha perdido ni un set y solo ha cedido tres veces su servicio, dos de ellas en la final ante Danielle Collins (6-3 y 7-6).La jugadora australiana celebró su victoria con gestos de rabia, los únicos que se permitió en su camino hacia el título. El primer set cayó del lado de Barty con cierta comodidad dentro de un juego plano por parte de las dos. La estadounidense reaccionó en el segundo y se colocó con un 5-1 a favor gracias a su tenis directo y agresivo, pero cayó en la sobreexcitación, en festejar y encararse al público de forma desafiante tras cada punto y eso le acabó costando caro. La de Florida aprendió seguro que solo se celebra lo que se ha conseguido y de repente vio que Barty le había empatado el parcial con ese juego variado y certero que le caracteriza.

Collins apenas pudo forzar el desempate, pero a la hora de la verdad la campeona no falló y cerró el partido con un tiro cruzado que superó la tímida subida a la red de la estadounidense. Todo el público de la Rod Laver Arena estalló por la victoria de una de las suyas, de una jugadora que se ha ganado el cariño de sus rivales por su actitud dentro y fuera del campo. Campeona junior de Wimbledon con solo quince años, en 2014 abandonó temporalmente el tenis para dedicarse al criquet y durante la pandemia salió lo justo de su país para preocuparse de su gente. En los Juegos de Tokio cayó en primera ronda ante Sara Sorribes y no disputó las Finales WTA de Guadalajara para defender el título que había logrado en 2019 porque sus prioridades eran otras. Ahora, con 25 años, es la número 1 del mundo con gran diferencia sobre la segunda, Aryna Sabalenka, y solo le queda el US Open para completar los cuatro torneos del Grand Slam. Mitos del deporte australiano como el propio Rod Laver, Evonne Goolagong, cuatro veces campeona del torneo, Christine O’Neill o Cathy Freeman hicieron los honores a su campeona más querida.

TRIUNFO EN DOBLES

La jornada en el Abierto de Australia se completó con otra victoria deseada, la de Nick Kyrgios y Thanasis Kokkinakis, en el torneo de dobles. Los Special K jugaron como invitados por la organización y se llevaron su primer título de Grand Slam ante otra pareja aussie, Matthew Ebden y Mark Purcell, por 7-5 y 6-4. Finalistas junior del torneo en 2013, sus respectivas carreras no han llegado donde apuntaban, pero han sido los favoritos del público y han abundado, sobre todo Kyrgios, en histrionismos que les ha granjeado algunas críticas de sus rivales.