Bilbao - Los primeros clasificados del día descansaban ya en el bivouac sin pensar que la clasificación cambiará en ningún momento cuando el dorsal 76, un piloto en el que la organización no había puesto muchas esperanzas, apareció a una velocidad frenética y pulverizó casi todas las marcas, sorprendiendo con la tercera posición. Esa Husqvarna que despertó a todos fue la de Txomin Arana. El piloto vizcaino está de vuelta. Dejó buenas sensaciones en Italia y en la Baja Aragón, a pesar de no haber podido finalizar, y ayer en la primera etapa del Rally de Segres, que se disputa en el norte de Grecia, acabó en tercera posición, muy cerca del ganador del día, el subcampeón del último Dakar, Stefan Svitko. El esloveno impuso su jerarquía desde los primeros kilómetros y abrió un pequeño hueco que le permite no tener que arriesgar en las siguientes etapas.

El mérito de Arana es mayor teniendo en cuenta su posición de salida. Al piloto de Ereño le tocó navegar con muchas marcas en el suelo y la pista bastante dañada debido al alto numero de pilotos que pasaron por delante de él. Por si fuera poco, su buen ritmo le llevó a encontrarse con más de un rival en la pista y tuvo que tirar de habilidad para adelantarles sin tener ningún percance. Pequeñas pérdidas de tiempo que le impidieron escalar algún puesto más en la clasificación o, por lo menos, estar más cerca del líder del día.

Pero la mejor de las noticias para Txomin Arana fue su propio rendimiento. El de Ereño, lastrado por una lesión en su tobillo, fue competitivo en todo momento y superó a rivales de mucho nivel. Comenzar dentro de los mejores clasificados es un refuerzo para Txomin Arana, que ahora deberá mantener el ritmo sin olvidar el objetivo de acumular kilómetros con el que inició la prueba griega.

El rally, que acaba el domingo, afronta hoy su etapa más dura. Los pilotos deberán enfrentarse a los lagos de Ayrton Chalkidiki. La navegación será muy importante en esta jornada y, también, la resistencia, ya que la especial del día constará de un trazado de 263 kilómetros. - J. Victoria de Lecea