Del todo a la nada
cuatro nefastos hoyos finales arruinan la remontada de jon rahm en la tercera jornada del pga championship, en la que llegó a ponerse sexto
bilbao - Jon Rahm pasó del todo a la nada en el Moving Day, el día del movimiento, en el PGA Championship que acabó con un mal de boca por ser capaz de lo mejor y de lo peor en apenas unos hoyos. El de Barrika había cumplido con su parte de la ecuación y firmó una jornada brillante que, sin embargo, volvió a afearse en el tramo final con un bogey en el 15 y un doble bogey en el 16 que estropearon todo el trabajo previo. Dominando al difícil campo de Charlotte y disfrutando de su golf, se había apuntado seis birdies entre el 4 y el 14 para una tarjeta de cinco bajo par que en ese momento le situaba provisionalmente en el sexto puesto.
El vizcaino había salido agresivo y recortó golpes con los jugadores que peleaban por el liderato, que avanzaban muy despacio por el campo y con tarjetas por encima y al par, sin exponer demasiado. Pero en ese momento no supo templar y ser más prudente porque lo difícil ya lo había hecho y Quail Hollow se tomó revancha y castigó el atrevimiento, esa ambición en ocasiones descontrolada.
Unos malos golpes de aproximación en el 15 y el 16 y un putt que besó el hoyo sin entrar sumaron tres golpes de más a una tarjeta que hasta ese momento era una de las mejores del tercer día, casi impoluta, como el propio juego de Rahm, mucho más atinado de tee a green que en los días previos. Así, las oportunidades y los birdies fueron cayendo hasta que, de nuevo, se cruzaron dos hoyos fatales que le hicieron caer al vigésimo puesto.
Tocado moralmente al ver que su esperanzas se habían dado de bruces con la realidad, se hizo un lío con el putt, con la frustración a flor de piel, rozó el birdie en el 17 y cerró con otro doble bogey en el 18 para una tarjeta al par del campo en el día y un +2 en el acumulado de las tres jornadas que sabe a muy poco. En resumen, la tercera jornada de Jon Rahm le dejó como estaba, el movimiento fue de arriba hacia abajo y lo que prometía mucho, estar hoy en la pelea por un puesto entre los cinco primeros, se quedó en la confirmación de que al de Barrika le sigue faltando algo para mostrar su mejor cara en los majors.
Esos cinco golpes de más en los últimos cuatro hoyos obligan de nuevo a poner en orden el aspecto mental del juego del vizcaino. Ese bogey en el 15, donde las posibilidades de sacar un birdie están siendo altas esta semana, abrió una vía de agua que Rahm no supo cerrar a tiempo, para cuando quiso darse cuenta el barco ya se hundía. En definitiva, resulta injusto para la propuesta global de un jugador con recursos para brillar en cualquier campo.
La ambición de Jon Rahm está chocando con la dureza de los grandes, que no permiten ni un solo descuido. En Charlotte, la Milla Verde ha sido como en la película un paseo al horror ya que se ha dejado siete golpes en esos tres hoyos del 16 al 18 en las tres jornadas. Al final, la mejora ayer quedó en solo doce puestos y el trigésimo cuarto puesto antes de la última jornada de un PGA Championship que ha supuesto un tobogán de sensaciones para el golfista de Barrika. En la primera jornada llegó a estar segundo, pero solo ha podido hacer una tarjeta por debajo del par de Quail Hollow.
spieth, sin opciones Jordan Spieth, que perseguía ser el más joven en ganar los cuatro majors del golf, no podrá hacer historia en este PGA Championship y saldrá hoy con los mismos golpes que Rahm y sin opciones de victoria, como tampoco las tiene Rory McIlroy, el que era favorito mayoritario. Al cierre de esta edición y al paso por la primera mitad del recorrido, la pelea por el triunfo estaba entre los estadounidenses Kevin Kisner y Chris Stroud y el japonés Hideki Matsuyama. Cualquiera de ellos será primerizo en un major si se lleva el PGA Championship. Al acecho estaba el australiano Jason Day, el ganador hace dos años y que tras unos meses con problemas personales y familiares parece remontar en su juego.