Jon Rahm salió el domingo pasado de Valderrama convencido de que está cerca de hacer algo importante este año. Y para él no hay nada más importante, “nada más prestigioso”, que The Open Championship, el torneo más antiguo que se disputa “en la cuna del golf. Aquí es donde se empezó a jugar y aquí es donde cualquier jugador quiere ganar la Jarra de Clarete. Sueño con ello, siento que estoy ahí”. Ser el campeón golfista del año, el ganador del torneo británico, es algo que queda para siempre, una huella indeleble en el currículo de los mejores del mundo. El jugador de Barrika sigue estando entre ellos, aunque su aventura en el LIV Golf no lo haga reflejar en las listas oficiales.

La confianza de Rahm se justifica “por la gran vuelta de golf del domingo en Valderrama, la mejor del año” y por su extraordinaria relación con los campos links, como ese Royal Portrush que acoge desde hoy la 153ª edición de The Open y es considerado el campo más exigente y bonito de las rotación de The Open. El barrikoztarra ganó en dos ocasiones el Irish Open dentro del DP World Tour y siempre se ha manejado bien en esos recorridos vírgenes en los que primero estuvo la naturaleza y luego aparecieron los campos de golf. En este campo de Irlanda del Norte ya jugó Rahm siendo aficionado y en 2019 fue undécimo en la edición que ganó Shane Lowry. “Las posibilidades son infinitas cuando sopla el viento. Hay que saber cómo controlar la pelota contra el viento”, comenta sobre Royal Portrush y, en general, sobre cualquier links.

Desde hoy, espera un reto complicado en un campo muy expuesto al mar y con pocas zonas donde el fallo puede ser bueno. Zonas de arbusto, algunos bunkers profundos y la ondulación del terreno complican la mayoría de los golpes desde el tee y eso exige una precisión máxima. Si, como parece, aparece también el agua, el escenario será el ideal, el icónico del golf en esa parte del mundo donde este deporte se toma casi como una religión. Rahm ya ha podido explorar el campo estos días, en los que ha jugado con Sergio García y Ángel Hidalgo, el jugador que le ganó el último Open de España, y ha podido señalar los hoyos más destacados. “Si tuviera que elegir un hoyo concreto, probablemente sería el 4 o el 5. Creo que el 5 es un hoyo bastante inusual en el golf tipo links. Tiene un gran cambio de elevación, un par 4 manejable. No estoy acostumbrado a estar en el tee de salida de ningún campo tipo links y tener una vista de todo el campo así, mirando al océano. Creo que es un buen hoyo. Y el 4, simplemente por su dificultad y complejidad, siempre lo he disfrutado. Aunque probablemente sería el 5 sobre el 4”, explicó.

Rahm saldrá hoy a las diez de la mañana junto a Xander Schauffele, defensor del título, y JJ Spaun, ganador del US Open en el que el de Barrika tuvo también un papel destacado en la última ronda y concluyó séptimo. Mañana lo hará en el turno de tarde, lo cual puede tener su influencia ya que las condiciones del juego suelen ser peores a medida que avanzan las jornadas. El objetivo principal es pasar el corte y tratar de llegar al fin de semana en buena posición en una cita en la que, por cuarta y última vez en el año, competirán todos los mejores del mundo. Rahm aparece entre los principales favoritos, por detrás de Scottie Scheffler, el número uno del mundo que busca su cuarto major, y Rory McIlroy, que también juega en casa y parece haberse recuperado del bajón que le provocó ganar el Masters como mostró su segundo puesto en el Scottish Open.

La lista de aspirantes es larga, empezando por el citado Lowry, que conoce el campo a la perfección. Luego, se puede incluir a cualquier británico como los compañeros de Rahm en el LIV Tyrrell Hatton y Tom McKibbin o a los nórdicos Viktor Hovland y Ludvig Aberg. Sin embargo, no conviene olvidar que, desde 2019, no ha ganado The Open ningún europeo. Scheffler, Schauffele, Koepka y Bryson DeChambeau, si logra mezclar su potencia con el viento, pueden estar en la pelea de un torneo que muy abierto. Rahm llega mejor que otros años y decidido a convertir el sueño en realidad y coger el relevo de Seve Ballesteros, “aunque las cosas que hacía Seve solo las podía hacer él. Por eso ganó The Open tres veces”