EL tenis femenino vasco mira con esperanza al nuevo año que arrancó ayer en la inmensa Australia. A cada lado del país están Garbiñe Muguruza y Lara Arruabarrena para comenzar una trayectoria que debe reforzar las expectativas y asentarse, en el caso de la primera, y de apuntar hacia arriba, en el de la segunda. Incluso es posible que ambas compartan equipo en la primera ronda de la Copa Federación en febrero ante la República Checa ya que Carla Suárez acusa problemas en el hombro que pueden lastrarle en este inicio de temporada.

El principal reto lo tiene Muguruza que ha iniciado el año en Brisbane con el estatus de campeona de Grand Slam y como número 7 del mundo después de haber llegado a estar la segunda tras ganar Roland Garros. Pero ese título le generó en la segunda mitad de 2016 una presión y una autoexigencia que no supo manejar adecuadamente, pese a su presencia en las Finales WTA, y ahora debe ir encaminado a convertirse en una jugadora más constante, sobre todo desde el punto de vista mental.

Tras dedicar gran parte de la pretemporada a fortalecer sus tobillos y a la preparación física, la vasco-venezolana sigue su trabajo tenístico junto a Sam Sumyk, un tipo paciente con el que tuvo tiras y aflojas en varios momentos del curso pasado, pero que le puede aportar, precisamente, esa calma que necesita para desplegar su repertorio en una temporada muy importante en una cada vez igualado circuito de la WTA, donde las diferencias entre las diez primeras y las demás son menores de lo que parece. Por ejemplo, Muguruza tenía que afrontar un exigente estreno en competición en la primera ronda de Brisbane ante Samantha Stosur, la número 21 del mundo. Allí también están Angelique Kerber, la que ahora manda en el ranking, Karolina Pliskova y Dominika Cibulkova, que deberían ser rivales de Garbiñe Muguruza en muchas rondas finales. “2106 fue un año increíble, el mejor de mi carrera, pero no pienso en nada concreto para 2017. Quiero estar preparada y fuerte y las cosas vendrán por si solas”, ha afirmado la de Caracas antes de arrancar ese curso.

‘giputxiteam’ En Perth se encuentra Lara Arruabarrena para disputar la Copa Hopman haciendo equipo con Feliciano López, lo que le asegura al menos tres partidos de buen nivel antes del Abierto de Australia. La tolosarra estrena técnico en la persona de Alejo Mancisidor, el hombre que propulsó la carrera de Garbiñe Muguruza y que ahora se une a Arruabarrena para formar lo que ellos mismos llaman el giputxiteam. El título en Seúl, el segundo de su carrera cuatro años después del primero, situó a la guipuzcoana en el puesto 61 del mundo, su mejor clasificación de siempre. Ahora es el 66 y su objetivo es intentar empujar hacia arriba, meterse quizás entre las 50 primeras y asentarse en el circuito mayor para no tener que hacer esporádicas incursiones en los ITF en busca de puntos.

Lara Arruabarrena ganó hace un par de semanas el Campeonato de España, lo que le da confianza en esta nueva etapa que abre junto al entrenador de Irun y en la que quiere ganar en “agresividad y regularidad”. “Lo que más me cuesta es trabajar la parte mental. En un circuito tan exigente hay que estar muy concentrada en todo momento, reconoce una jugadora luchadora, pero a la que le falta añadir un punto físico a su juego para ganar en fortaleza y contundencia a la hora de cerrar muchos partidos.

En este 2017 habrá que seguir también a la getxotarra Lucía de la Puerta, que el año pasado logró sus primeros puntos en el circuito de la WTA con solo 16 años y apuntó unas maneras que le deben llevar a una progresión continua de la mano de sus técnicos de Jolaseta.