ALEX Txikon, alpinista y aventurero inconformista, que lo mismo actúa de aizkolari el día anterior de partir a Pakistán o realiza salto BASE, tiene en Sadpara a un asidero. Radiografía el escalador asiático al vizcaino como un “un hombre especialmente fuerte en altura y frente al frío y demás condiciones adversas, eso es imprescindible para estas expediciones en invierno. También creo que es buen escalador en hielo, técnico”. Hace poco que Simone Moro y Lunger se unieron con el de Lemoa, pero el italiano, que le conoce de hace más tiempo que su compañera, admite que “es un alpinista fuerte y completo, siempre dispuesto a trabajar. Siempre está sonriente y positivo”. Esas características, coincide Ali, que le hacen “buen líder”. “Siempre está dispuesto a trabajar y a cargar con mucho peso, más que cualquier otro. Eso sí, acostumbra a actuar con cabeza. Es muy precavido. En ese sentido es un buen líder”, certifica el alpinista paquistaní. Los puntos fuertes del lemoarra, según el escalador italiano revela, son “sin duda alguna, su actitud positiva y su capacidad de esperar a que llegue el momento adecuado y la buena ventana. El alpinismo invernal es más un juego psicológico que un simple reto físico”. Apela al buen humor.

De todos modos, en la actualidad, el juego de la convivencia forma parte importante de la expedición. Son ya tres semanas las que llevan sin encarar el Nanga Parbat como objetivo. Sin hollar entre ceja y ceja. El juego psicológico, que dice Moro. Es la parte dura. Señala Ali que “Alex es agradable, honesto y pacífico, es fácil convivir con él. Pero, si algo o alguien se pasa de la raya y acaba con su paciencia, se enfada mucho y entonces?”. Se ríe el paquistaní cuando lo dice. Moro, por su parte, agrega que “estoy acostumbrado a pasar largas temporadas con otros alpinistas. Por supuesto, siempre me encargo de elegir a mis compañeros, pero Alex es un buen amigo desde hace mucho tiempo y, por lo tanto, a pesar de que nuestros equipos se han fusionado hace poco más de una semana, tengo la sensación de llevar mucho tiempo sonriendo junto a él”. Asiente el italiano que “para él, la montaña es una forma de vida, más que una forma de ganarse la vida. La montaña es su pasión más pura”. Además, el escalador asiático asevera que a Txikon “la escalada le gusta y se nota. Solo la gente que vive la montaña con pasión se atreve a venir aquí en invierno”.

“El año pasado nos quedamos a muy poquito de la cumbre. En cuanto regresamos al Campo 4 tras el intento a cima, supimos que este año volveríamos. Supongo que será el amor por la montaña o la alegría que nos regala”, cuenta Sadpara. Habla el paquistaní que ese puede ser el motor que les acerque de nuevo a una montaña como el Nanga Parbat, nunca conseguida en invierno. Analiza, por su parte, el transalpino, último en incorporarse a la cordada de Txikon, que “el impulso de la exploración es algo que se lleva en el ADN. Así que ninguno de los que estamos aquí ahora hemos venido a buscar el éxito o el dinero. Simplemente buscamos aventura. Eso es exactamente lo que nos aporta el alpinismo invernal”.