Bilbao
Aronián en Armenia es como Cristiano Ronaldo aquí", explica Leontxo García, comentarista de la Final de Maestros de Grand Slam que se está celebrando en Bilbao. Y razón no le falta. En un país donde el ajedrez es tan seguido como el fútbol e incluso es más popular que el deporte rey, Levon Aronián -segundo en la clasificación mundial- se erige como un fenómeno de masas venerado por sus logros sobre el tablero. Sin embargo, la luz del armenio se debilita cuando sale de sus fronteras y se encuentra con el foco del noruego Magnus Carlsen, un chaval de 22 años que alcanzó el número uno del mundo hace dos años y aún nadie se lo ha arrebatado. "Aronián puede llegar a superar a Carlsen, pero le ha tocado vivir una época donde el número uno es muy fuerte y el listón está altísimo", reflexiona Leontxo. Así, al igual que Cristiano Ronaldo, siempre detrás de un estratosférico Lionel Messi, Aronián se ha acostumbrado a vivir tras la sombra del genio noruego que aspira a entrar en el selecto grupo de los mejores ajedrecistas de todos los tiempos.
A pesar de ello, el armenio no se obsesiona con el trono de Carlsen, sino que disfruta del estilo de vida del ajedrecista de élite mientras continúa trabajando para mejorar su juego. "He descubierto el amor por el trabajo, ahora no disfruto solo cuando compito, sino también cuando entreno", comenta el segundo del mundo. Y es que el ajedrecista comenzó a destacar en su país cuando apenas tenía diez años y, ante el desconfiado público entendido, afirmó aborrecer el estudio del ajedrez, ser demasiado vago como para pasar horas imaginando jugadas ante el tablero. "Aronián siempre ha tenido una evolución continua y ascendente desde que comenzó a destacar en los torneos sub-10, pero es desde hace tres años cuando comienza a tomarse más en serio su preparación y eso se ha notado", explica Leontxo. Así, su pasado, la cultura de su país y su cambio de mentalidad respecto al trabajo hacen del armenio un serio candidato al trono de Carlsen. "Lleva varios años entre el segundo y el tercer puesto mundial, eso no es una casualidad. Además, se ha convertido en un jugador completísimo al que todo el mundo apunta como el próximo retador del campeón del mundo", dice el comentarista del evento bilbaino.
De un perfil muy alejado del cliché de ajedrecista interesado solo en su deporte, Aronián es camaleónico sobre el tablero y muy inquieto en la vida. El afán del armenio por conocer la cultura y el entorno de los lugares que visita provocó que quedara cautivado por Euskadi. El ambiente y sobre todo la gastronomía vasca le enamoraron hasta el punto de convertirlo en un ciudadano más. Y es que Aronián ya ha echado el ojo a una casa en Donostia. Asimismo, quizá por ese interés del armenio en el mundo más allá del ajedrez, Leontxo cree que el Aronián jamás se frustrará por su papel secundario a la sombra de Magnus Carlsen: "No se cansará porque su vida no es solo ajedrez y, por tanto, no se va a sentir terriblemente frustrado si no consigue el número uno porque en su vida hay otras cosas", sentencia.