bilbao. Las dos últimas carreras se cuentan por caídas. Efrén Vázquez pisa Indianápolis con una envoltura que es necesidad, con motas que busca sacudir para asomar una sonrisa que no termina de figurar en su rostro. Los resultados previos no le satisfacían y su ambición, desbordante, se vio dichosamente recompensada con rasponazos en Alemania y la República Checa. Al de Rekalde le toca la reacción en Indy, la que buscaba antes de aterrizar en los citados escenarios. El tiempo corre en su contra y la presión, mala pasajera para las aventuras, cada vez es mayor amenaza. Danza entre el sosiego y el nerviosismo, la desmedida fogosidad que le llevó al suelo. Es su gestión.

Su moral, admite, no es acorazada y ha padecido las secuelas psicológicas después de sus dos malos resultados. Antes era quinto y ahora es séptimo en la general. "Sería absurdo negarlo. Tras el parón estival, habíamos depositado muchas esperanzas en el último gran premio, porque estábamos convencidos de que todo el trabajo realizado iba a dar sus frutos". Sin embargo, reza, "el deporte no es una ciencia exacta y las cosas no salieron como esperábamos". Hubo decepción, tremenda después de caer también en Sachsenring, y el deseo es sobreponerse. Lidiar con unas expectativas que, alcanzados este punto, viendo lo complicado que será hacer un anhelado podio en el Campeonato del Mundo de 125, pasan por perseguir un triunfo parcial, por arriesgar por ello. "Todos sabemos lo que se espera de nosotros y hay que dar el callo", apostilla. Reto para él. Vivero de sensaciones.

El bilbaino aspira a reconducir su trayectoria y para ello empuña su imperecedera voluntad. "Seguimos confiando plenamente en nuestras posibilidades, pero por muchas cábalas que realicemos a priori, lo que debemos hacer es plasmar esa capacidad en la pista. Por eso, antes de visualizar ningún escenario previo prefiero llegar al circuito, probar la moto y ver hasta dónde podemos llegar". Y es que Efrén no termina de encontrarse a gusto sobre la Derbi, una incógnita, según transmite, cada vez que se sube a sus lomos. Potencia es lo que reclama el de Rekalde. Si bien, aquí espera no acusar. "Indianápolis nos puede permitir recuperar en las zonas viradas del trazado el tiempo que podamos perder por falta de aceleración en las dos rectas principales del circuito", analiza. La apuesta está sobre la mesa.