HAY realidades que sin esperarlas, de repente, nos azotan y nos mueven y remueven. Situaciones sociales como las últimas acontecidas en las que pandemias mundiales, conflictos bélicos o catástrofes naturales como el ocurrido en La Palma, nos hacen ser conscientes de la vulnerabilidad de las personas como individuos y nos vuelven a recordar la importancia del cuidado mutuo; del valor del colectivo frente al individualismo; de la necesidad de implicarnos y comprometernos con nuestra comunidad, pasando de ser personas pasivas a personas activas.

Estas son actitudes de vida que debemos integrar de manera permanente y no únicamente cuando se dan situaciones de emergencia. Ejemplo de ello son las personas voluntarias. Vecinos y vecinas, amistades, familia, personas que tenemos a nuestro alrededor que hacen de la solidaridad una forma de ser, una forma de vivir, una forma de entender la vida y la sociedad. Personas que se plantean: ¿qué puedo hacer yo para mejorar mi entorno? Y dedican parte de su tiempo al bien común, poniendo a disposición sus capacidades y conocimientos, su experiencia vital pero, sobre todo, sus ganas de compartir, aprender y sumar energía y esfuerzo con intención de buscar cambios.

Porque es momento de acción, de activación comunitaria, de compromiso individual y colectivo con los retos locales y globales; de hacer cosas diferentes de manera diferente y sin dejar a nadie atrás. Y es importante que las personas seamos conscientes de que nuestra implicación será necesaria si queremos hacer realidad estos cambios. Somos parte y formamos parte de la solución.

Así, el voluntariado nos posibilita a las personas integrarnos en entidades, grupos y movimientos ciudadanos de diversos ámbitos (deportivo, cultural, medioambiental, social…) desde donde activar nuestra solidaridad. Actualmente, el 10% de la población mayor de 18 años de Bizkaia colabora en alguna iniciativa solidaria; más de 97.500 personas que hacen de nuestro territorio un ecosistema de energía y compromiso.

Porque las opciones son muchas y muy diversas y están off line, pero también on line. Y hay oportunidades para ser voluntaria de manera puntual u ocasional, y también de manera más duradera, a medio y largo plazo. Podemos colaborar de manera individual, en cuadrilla, con la familia, con las compañeras y compañeros de trabajo, con nuestra clase... Podemos colaborar limpiando las playas por las que después nos gusta disfrutar sin que haya suciedad; ayudando a personas mayores que se encuentran en situación de soledad no deseada; como monitores y monitoras voluntarias en grupos de ocio y tiempo libre que posibilitan espacios de convivencia a la juventud; realizando actividades de conservación y recuperación de nuestro patrimonio cultural; realizando recuentos nocturnos para saber cuántas personas sin hogar hay en un territorio; ofreciendo clases de idiomas a personas migrantes para que les ayude en su proceso de integración en un lugar; haciendo accesible el deporte a personas con diversidad funcional. El abanico de posibilidades es tan amplio, como amplia es la casuística de cada persona voluntaria.

Mira a tu alrededor, escucha, pregúntate qué es aquello que hace que saltes de la silla y te cuestiones: ¡tengo que hacer algo por cambiar esto! Y busca aquella entidad que trabaje por esa misma causa. ¡Tu sitio está ahí! Colaborar como voluntario o voluntaria, además, según estudios científicos, mejora la salud física y mental de las personas que lo ejercen; baja la tasa de mortalidad; disminuye el riesgo de depresión y otras enfermedades mentales, mejora los niveles de colesterol y la salud cardiovascular, entre otros. Pero, sobre todo, nos hace sentir muy satisfechos y satisfechas con la labor que realizamos. El Estudio de Situación del Voluntariado y otras formas de Participación en la CAPV (2017) refleja que el 96% del voluntariado está satisfecho o muy satisfecho con la labor que realiza.

Hoy, en el Día Internacional del Voluntariado, queremos reconocer el aporte de valor de las personas voluntarias. Así lo hace Naciones Unidas a nivel mundial cuando declara que los voluntarios y voluntarias son agentes clave para alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Objetivos que buscan erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todas las personas; cuando muestra de manera explícita al voluntariado como una vía poderosa para que cada vez más personas se unan a la causa de los ODS, desde lo local y hasta lo global.

Y así reconocemos también desde BizkaiaGara al colectivo voluntario y a sus entidades, como el engranaje que genera cambios, cambios reales. Por ello, nuestro compromiso con todos ellos y ellas es seguir apoyando, visibilizando, enriqueciendo y valorando su labor y su aporte para generar sociedades más justas, sostenibles, integradoras y solidarias.A todas las personas voluntarias de Bizkaia, ESKERRIK ASKO, con mayúsculas, eta ZORIONAK no solo en este Día Internacional del Voluntariado, sino por cada día en que aportáis pequeños gestos que generan grandes cambios.

* Coordinadora de BizkaiaGara